Ciudadanos ante los ciudadanos
Ni izquierda ni derecha: Ciudadanos nunca se posiciona como una forma de compromiso entre los dos extremos sino como superación de éstos
La presión sobre Ciudadanos para que abra una vía que posibilite una investidura tranquila de Pedro Sánchez que le permita iniciar su gobierno sin establecer pactos con ERC o Bildu es una prueba de resistencia para Albert Rivera.
La prueba consiste en determinar a qué interés debe obedecer su partido y podría sintetizarse en base a cuatro escenarios: ser el garante de la estabilidad en España, contribuir a construir la Europa macroniana, ser dique de contención contra los populismos de izquierdas y derechas o seguir optando por la autonomía política para lograr gobernar España en el futuro.
La posición de Rivera se asemeja a la del buscador de oro que ha logrado encontrar un gran filón del preciado mineral
Lo que se busca es decantar a Ciudadanos para pasar de ser un partido con aspiraciones para gobernar España a ser un partido aduana, muleta o membrana, sacrificándose para permitir que otros partidos puedan gobernar con estabilidad.
La presión ha llegado hasta tal punto que Rivera se ve asediado, ya no sólo por razones políticas, sino también por cuestiones éticas. No sólo ve comprometido su liderazgo desde fuera sino también desde dentro de su propio partido, donde van lloviendo las dimisiones.
La posición de Rivera se asemeja a la del buscador de oro que ha logrado encontrar un gran filón del preciado mineral -Ciudadanos no ha parado de crecer elección tras elección- y le exigen que deje su egoísmo político y abandone su estrategia por el bien de España, mientras los otros partidos siguen buscando pepitas de oro para consolidar sus proyectos.
La ayuda de Ciudadanos permitirá al PSOE no tener que depender de Podemos y de ERC
La presión sobre Ciudadanos parte del esquema clásico que establece que todo partido que proclame tener sentido de Estado debe subordinar su proyecto y libertad de acción en favor de garantizar la gobernabilidad de España.
No se equivocan los que predican subordinarlo todo a un bien superior, ayudando a iniciar la legislatura dejando atrás la etapa anterior marcada por el desafío independentista y la corrupción del PP. No se equivocan, porque la ayuda de Ciudadanos permitirá al PSOE no tener que depender de Podemos y de ERC.
La base teórica que exige a Ciudadanos ser clave en la gobernabilidad de España es sólida, fundamentada e ideal, siempre que todos los actores implicados planteen las mismas exigencias para ellos.
Aceptando que esto fuera posible, lo sería bajo el precio de destruir o maniatar la autonomía de los partidos para decidir las estrategias a desarrollar con el fin de llegar al poder y de definir los intereses que quieren defender.
Consecuentemente, se debilitaría la pluralidad, dada la peligrosa abstracción política tan utilizada últimamente con el argumento: “por el bien de España”.
La máxima de que todos los partidos deberían renunciar a sus legítimas aspiraciones por un bien superior es errónea, ya que cada nueva legislatura se deslizaría, en una dirección u otra, como una hoja azotada por la brisas de la coyuntura política, dejando sin espacio la necesaria libertad que permite a los partidos políticos decidir, aún a riesgo de equivocarse, la posición que quieren adoptar.
Si lo miramos desde esta perspectiva, la posición de Albert Rivera es menos caprichosa de lo que parece. Cuando Ciudadanos decidió disputar el liderazgo de la derecha al PP, no sólo decidió una táctica política para sacar réditos del desgaste socialista, que dependía del independentismo para aprobar los presupuestos, sino que fijó su posición para asentar las bases de una propuesta liberal en la que la oposición al PSOE es clave para garantizar su independencia y su apuesta electoral.
Aquellos que reclaman que Ciudadanos debe ayudar a la investidura de Sánchez apelando a que es un partido que siempre ha reivindicado el centro político, deberían observar que Ciudadanos siempre ha indicado que no está en medio de la derecha y la izquierda.
Lo que ha intentado, a veces sin demasiada fortuna, es reivindicar ir más allá de la izquierda y la derecha. Ciudadanos nunca se posiciona como una forma de compromiso entre los dos extremos sino como superación de éstos.
Son los partidos los que, en función de la coyuntura, consiguen ampliar su base política hacia el centro. El centro opera más como mito que como praxis política, pues aquellas fuerzas que jugaron al centrismo desaparecieron rápidamente, como ha sido el caso del CDS o el proyecto reformista de Miquel Roca.
El apoyo de Rivera a Sánchez
Si profundizamos aún más en la motivaciones de Rivera, podríamos llegar a observar que Ciudadanos puede ser más útil para los intereses de España, tras la investidura de Pedro Sánchez con apoyo de ERC o con su abstención, ya que podría contribuir a la gobernabilidad pactando los presupuestos sin las ataduras que implica haber apoyado a Sánchez en su investidura.
Se podría concluir afirmando que las hipótesis políticas siempre dan para mucho, que el apoyo de Rivera a Sánchez es más beneficioso, ya que sus pactos se basan más en la tensión ideológica y en los intereses que por razones de Estado.
Lo más concluyente para demostrar que la posición de Rivera no es caprichosa desde la perspectiva de su partido, aunque a España le convenga su abstención o apoyo, es que, si decide dar el paso que todos le piden, los grandes beneficiados serán el PSOE y el PP, relegando a España en un segundo lugar.