China gana mientras Estados Unidos y Europa retroceden
No tengas miedo de crecer lentamente, sólo teme estar parado. Este proverbio chino es la filosofía que el gran dragón aplica para convertirse en la primera potencia económica del mundo en 2016.
A pesar de que la crisis europea impacta en el crecimiento global, China aprovecha y avanza lentamente. Se ha consolidado en los últimos años como un competidor importante en términos económicos y financieros y busca un equilibrio de poder militar que pueda amenazar el liderazgo de los Estados Unidos (EEUU). El PIB de China en 2010 superó al de Japón y ocupó el segundo lugar, por detrás de los americanos.
En política internacional, China se ha opuesto a los esfuerzos europeos y estadounidenses en Libia y Corea del Norte y ha vetado una resolución de condena a Siria alegando la necesidad de respetar las soberanías nacionales.
Probablemente se trata de un intento de auto-defensa. De hecho, Beijing ve que algunos países árabes, que han sido testigos de levantamientos populares o de intentos de cambio, han adoptado el «modelo chino», es decir, la mezcla de la apertura económica y la mano dura política. Y aparece el temor de que la infección se extienda a sus fronteras, debido a la enorme disparidad en los niveles de vida entre los ciudadanos de China.
Beijing reconoce que la inflación y el aumento de los precios está relacionado con el deseo de alcanzar altos niveles de crecimiento mientras ignoran el descontento por las libertades políticas o el crecimiento desequilibrado, con millonarios urbanos y zonas rurales por debajo del umbral de pobreza.
Tal vez por ello, las autoridades chinas han prohibido a los medios de comunicación estatales cubrir los acontecimientos de las revueltas árabes o las advertencias a sus ciudadanos de no responder a las llamadas que aparecían en algunos sitios web para protestar.
Y mientras, en el terreno económico sigue su marcha. El pasado mayo, China, Japón y Corea del Sur acordaron comenzar negociaciones para crear una gran zona de libre comercio. Los tres países representan el 19,6% de la economía mundial y el 18,5% de las exportaciones globales, China es el mayor socio comercial de Japón y de Corea del Sur. Un tratado de libre comercio podría aumentar el PIB de China hasta en el 2,9%.
En Europa, China aprovecha la crisis para penetrar en algunas empresas estratégicas, sobre todo del sector energético, y ser el primer inversor en Alemania con 15.500 millones de euros. En África, tiene un avance espectacular sobre todos en los países ricos en materias primas, especialmente petróleo, mientras India es su primer socio comercial. En cuanto a Suramérica ya es uno de los primeros actores y socios de la región.
En el sector energético es donde China se juega mucho. En el Norte de África, es uno de los principales socios pero su posición pone en peligro la creación de empleo según el Banco Africano de desarrollo. En Oriente Medio es el segundo socio comercial detrás de EEUU y superando la Unión Europea (UE), aunque Washington preferiría aislar a Beijing, reducir su influencia y expansión en los mercados emergentes y controlar el suministro de petróleo.
Tal vez el derrocamiento de gobiernos en algunos países que han adoptado el modelo chino ayude a EEUU en esta batalla. La producción de la fábrica del mundo sigue aumentando, pero también su demanda de petróleo. Oriente Medio proporcionó más del 55% del consumo energético de China, siendo Arabia Saudita su mayor proveedor con la exportación de 839.000 barriles por día.
La demanda china de petróleo aumentará durante la próxima década. Se prevé que pase de 4,3 millones de barriles diarios a 5,7 millones en 2015 y 6,72 millones en 2020. Y Oriente Medio es la región que suministrará la mayor parte de la producción actual y futura ya que tiene el 60% de las reservas mundiales. China intenta reforzar los intereses mutuos para asegurar sus necesidades. La región es tan crucial para la seguridad energética de Occidente como para China.
El intercambio de bienes y equipos chinos por petróleo en Oriente Medio provocó un aumento espectacular del comercio bilateral, pasando de 7.800 millones de dólares en 2001 a 61.600 millones en 2010. Las inversiones también están en auge, sobre todo con las principales compañías petroleras, a destacar la inversión de grandes fondos del golfo en participaciones estratégicas en bancos chinos así como otros sectores.
El aumento de los lazos económicos podría conducir a una mayor voluntad política y cooperación militar pero eso no se traduce en poder político. Los EEUU mantendrán su posición dominante en la región. China lo sabe y no parece que ahora quiera jugar un papel importante como socio político ya que las ansias de libertad que cotizan al alza no son un producto-modelo que el dragón asiático pueda vender.
Hoy la nueva ruta de la seda de negocios que China intenta establecer se ha visto perjudicada y el camino no está claro, Parece que la era del comercio político está llegando a su fin y que una nueva hoja de ruta está por llegar.