Catalunya, 18 meses después del 27S

En Montjuic se celebra el desfile de la Independencia, junto a la división de élite de los Mossos, dedicada al control de la población, desfilan tropas venezolanas. Por ahora el único país que ha reconocido automáticamente la independizada Catalunya.  Salen de la antigua plaza de España ahora rebautizada como plaza Pujol que está considerado como padre de la independencia y que ya no está inmerso en proceso legal alguno, porque un jurado popular lo ha exculpado.

Delante de las tropas, grandes carteles reclaman Valencia y el Sur de Francia. El Consejo de seguridad de la ONU se ha reunido justo la noche antes para condenar las declaraciones belicistas sobre la integridad territorial de España y la República Francesa del líder del Procés, Oriol Junqueras que ocupa un puesto en la tribuna junto al Conseller de Integridad Nacional, David Fernández y el de Justicia, Fèlix Millet, que también ha sido recientemente rehabilitado y desagraviado de la persecución injusta de la justicia española.

La luz es tenue por que la marcha de compañías eléctricas de Catalunya y el impago a Red Eléctrica Española provoca cortes frecuentes. El agregado comercial cubano, venido desde la embajada castrista de Madrid, piensa que esa penumbra le recuerda su La Habana natal. Los intereses turísticos cubanos con empresas han impedido que ni tan siquiera Cuba reconozca la nueva república socialista catalana.      

Sona els Segadors que ha restituido la estrofa que dice «amb la sang dels castellans en farem tinta vermella (con la sangre de los castellanos haremos tinta roja)»

Empieza el discurso del líder del Procés que recuerda en sus palabras que el corralito que Catalunya lleva padeciendo 3 meses es culpa de los ahora, felizmente, encarcelados Fainé y Oliu. Tiene duras palabras para Mas, en el exilio en Liechtenstein; y para Joan Rosell y el Conde de Godó a los que el giro de los acontecimientos del 11 de septiembre de 2016 cuando, siguiendo las pautas de los documentos de la ANC, el Govern procedió a ocupar aeropuertos, puertos y medios de comunicación, les pilló en una reunión del Consejo de Competitividad en Madrid. Miquel Sellares, sonríe con descaro ante el paso de reos encadenados que habían trabajado en la Delegación del Gobierno y el ABC.

El líder máximo del Procés, acompañado por líderes de Hezbollah, anuncia que la valla de seguridad que se está construyendo siguiendo el Ebro y la Franja de Aragón hasta llegar al Pirineo , para evitar la contaminación de la corrupción y decadencia española traspase a nuestra sagrada tierra, estará finalizada en unos meses.      

Al final de la intervención se anuncia la detención de un grupo resistente que saboteaba el nuevo Estado, facilitando el paso de la valla hacia España por Fraga. Un público poco entusiasta aclama tibiamente la noticia. 

En los últimos dieciocho meses desde la victoria de Junts pel Sí con la CUP  los acontecimientos se han precipitado con un Estado español que asiste atónito a lo que sucede, y como ha sido costumbre, desde 1980, no ha hecho nada para proteger a los ciudadanos que se sienten españoles en Catalunya.

El Plan con el que Junts pel Sí ganó las elecciones: la declaración unilateral de independencia en 18 meses, se ha ejecutado de forma milimétrica. En este tiempo, las empresas, capitales y personas, hablan de que un éxodo de casi 2 millones de personas, que viven en ciudades – barracón en los alrededores de Vinaroz, Fraga, Le Bolou y otros lugares, ha sido una constante hasta llegar el gran día de la independencia definitiva, en el que la nueva Catalunya ha colapsado antes de empezar a andar.

¿Verdad que  todo este relato es increíble? Pues así es como todos y cada uno de los días del año desde 1980 los nacionalistas vienen explicando que es España desde los medios de comunicación, las escuelas y cualquier púlpito que tengan.