Cataluña se merece un culebrón

A los amigos de la televisión autonómica catalana, tan amantes ellos de animar la producción de series con gran carga emotiva en términos identitarios, deberíamos recomendarles un guión. Como los tiempos están cambiando, aquellas legendarias Poble Nou o Nissaga de Poder deberían dar lugar a un sainete algo más adaptado a los tiempos.

Pueden tirar de la realidad, que es inagotable, y basar la serie en un clan familiar al que le gusta el poder político y cuyos integrantes se las ingenian para obtener el máximo provecho económico para ellos y sus amigos. Uno de los hijos quiere seguir al padre en política, pero no consigue hacerse un hueco por todos los manejos que se urden a su alrededor con dinero de todas las procedencias y orígenes. Otro de los hijos podría ser un especialista en ayudar a alguna entidad bancaria a blanquear fondos en el mercado inmobiliario y, para redondear, el primogénito de la estirpe podríamos pintarlo como un timador en nombre de alguna causa política y un hombre muy, muy desafortunado con las mujeres. Es importante que haya mucho sexo y algún despecho en el guión para que la audiencia funcione.

Se me ocurre incluso que alrededor del clan se sitúe la figura de un abogado venido de la política que monta un despacho para nadar en dinero gracias a sus contactos y otro político que, de mayor y con un espacio político reducido, también quiera volver al oficio de jurista y disputarle a su antecesor los contratos.

Andorra sería una buena ambientación natural para desarrollar un guión con políticos y abogados adictos al dinero

No hay una buena tv movie que no tenga momentos de divertimento y distensión suficiente para que la audiencia se congracie con los personajes. Sería posible hacerlo en Andorra, un lugar de veraneo para los protagonistas y donde podían añadirle algo de suspense con unos banqueros despiadados y casi al margen de la ley. Incluso que se lleven a alguna abogada de buena familia, conocida y especializada en recoger regalos de su madre en billetes y a la que paran en la aduana para preguntarle si hace contrabando de tabaco.

Igual los colegas de Polònia –esa serie en la que siempre se han echado de menos algunos personajes catalanes de máximo poder– podrían hacer una aproximación de tipo teatral. Aunque mucho me temo que seguiremos viendo durante mucho tiempo culebrones con argumentos y guiones de Josep Maria Benet i Jornet antes de que la vida real y no edulcorada llegue a convertirse en una serie televisiva de la Cataluña real.