Casablanca mucho más que Bogart, Sam y Rick’s Café

Es posible que Casablanca sea la ciudad más famosa del cine. Muchas generaciones han visto y disfrutado de la mítica película con el duro Bogart, la bella Ingrid Bergman y Sam tocando el piano del Rick’s Café. Pero los que conocemos Casablanca sabemos que es mucho más que una película o una gran ciudad.

Considerada el corazón y la capital económica de Marruecos, Casablanca cada año atrae a turistas ansiosos de visitar y descubrir sus secretos en la antigua medina o en su arquitectura influenciados por estilos diferentes.

Durante muchos decenios, Casablanca fue un laboratorio de grandes arquitectos del mundo. Por otra parte, la ciudad ha sido testigo de grandes proyectos, como la mezquita de Hassan II, una de sus construcciones más emblemáticas, el templo más alto del mundo. Sólo la supera la mezquita de La Meca o la nueva Marina que ha abierto Casablanca en el mar, como lo hizo Barcelona cuando empezó su transformación con las olimpiadas del 92 y el Twin Center. Pero, a parte de los turistas, Casablanca atrae cada vez más a los inversores inmobiliarios.

La gran metrópoli ha vivido en los últimos años grandes transformaciones para impulsar un perfil propio tanto a nivel comercial, como financiero. Ha crecido hacia al norte, el este y el sur, debido al incremento espectacular de la población y la gran aglomeración de barrios de chabolas en su periferia, un grave problema que las autoridades está trabajando para eliminar lo desde 2012.

En octubre pasado el rey de Marruecos sorprendió con un discurso que denunciaba la gestión de la ciudad, dijo que “Casablanca es la ciudad de las disparidades sociales más escandalosas». Es la ciudad del rascacielos y los barrios de chabolas. Es el centro de las finanzas y también de la miseria, el desempleo y otros males, sin hablar de los residuos y basuras que deslustran la blancura y manchan la reputación.

No tardaron las autoridades locales y gubernamentales a reaccionar y poner en marcha una especie de Plan Marshall para la ciudad más poblada del Reino, con un presupuesto de 1.400 millones de euros para aplicar un plan de reforma y acciones prioritarias con el fin de cambiarle la cara a Casablanca.

Los proyectos de renovación van de la mejora de los transportes públicos, con la creación de un metro aéreo en 2018, desarrollo de RER, tranvía, 200 nuevos autobuses, nuevas autopistas y carreteras, descongestionar el tráfico, el alumbrado público a la gestión de los residuos, la seguridad con cámaras de vigilancia y las conexiones en agua potable y en electricidad para llegar a cubrir todos los barrios de la gran ciudad.

Los grandes ejes del plan incluyen también la construcción de zonas especiales, económicas y logísticas, para fomentar la inversión. Así como sostener el distrito financiero, renovar el aeropuerto, terminales del puerto, grandes hoteles y complejos turísticos, adaptar sus antiguos edificios y crear una nueva imagen moderna industrial, que sepa perfectamente coexistir en una ciudad dispuesta a competir con grandes capitales del mundo.

La ciudad se abre al mar en busca de nuevos horizontes. Se transforma y se integra para enlazarse con su entorno regional e internacional. Casablanca quiere ser la gran plataforma regional de intercambio y producción, inversiones y negocios. Es un nexo o corredor entre Europa y la África sub-sahariana.

El futuro de Casablanca depende de la movilización urgente de todas las administraciones públicas, de la descentralización municipal y la colaboración público-privada. Para ello, urge profundizar el debate para encontrar soluciones a los problemas que enfrentan sus habitantes y la promoción internacional, adoptar la gobernanza en la gestión de los asuntos locales y vincular la responsabilidad de ésta a la rendición de cuentas.

Como muchos cinéfilos saben, la película Casablanca se rodó en un estudio de Hollywood. El café nunca existió hasta que llego la ex diplomática americana Kathy Kriger con la brillante idea de recrearlo. Lo más chocante: el famoso Sam no sabía tocar el piano.

Pero el cine es un mundo de sensaciones y eso lo transmite este ciudad blanca –como la llamaron los portugueses–. Pero necesita entrar en una nueva era, moverse para limpiar su imagen y enseñar muchos de sus secretos e historias de una época en la que la ciudad era una de las más excitantes de toda África. Así, como los lugares que fueron frecuentados por la inolvidable Edith Piaf o Saint-Exupéry o Albert Camus, los mercados donde se vende lo imposible.

Es imposible entender el Marruecos de hoy y sus contradicciones entre tradición y modernidad sin conocer Casablanca
, que pronto será declarada por la Unesco  Patrimonio Universal de la Humanidad.