Casa Batlló, el gran negocio de la familia Bernat
La Casa Batlló se ha convertido en una especie de máquina tragaperras para la familia Bernat, pero con la singularidad de que siempre da premio.
Desde que hace 10 años los Bernat vendieron Chupa Chups a un grupo italiano, la única actividad empresarial conocida que han desarrollado los descendientes del inventor del caramelo con palo es la venta de entradas para visitar el edificio modernista, así como su arrendamiento para bodas y otros actos mundanos.
Se trata de un negocio reposado y de alta rentabilidad. Las cifras son contundentes: 14,5 millones de ingresos y 4,4 de beneficio neto en 2012, con alzas respectivas del 9% y el 16%. La familia Bernat nutre sus haberes particulares mediante el directo procedimiento de distribuir los beneficios en forma de dividendo.
La titularidad del gaudiniano inmueble del paseo de Gràcia es de una sociedad de los Bernat, que lo tiene contabilizado en libros en 70 millones. Pertenece al acervo familiar desde 1993, cuando fue adquirido por 18 millones en una rocambolesca operación en la que medió una compañía seguradora de la familia, que poco después naufragó con estrépito.