Carta de un empresario gallego a los Reyes Magos de Oriente
"La falta de seguridad jurídica dificulta la planificación de inversiones y la atracción de proyectos"
Ahora que estamos en tiempos de Navidad y teniendo en cuenta que, como cada año, los Reyes Magos nos vienen a visitar este próximo 6 de enero, y a pesar de que la infancia ya me queda un poco lejos, voy a entregarle una carta con mis peticiones para el año que viene, pero no sólo para mi, sino también para Galicia.
Queridas Majestades, en primer lugar me gustaría pedirles que se simplificaran los trámites con la Administración Publica.
Hoy en día, conseguir un permiso de negocio es una tribulación, y nuestros compatriotas están esperando siempre para todo. Esperan en los aeropuertos, esperan por una licencia de obra, esperan para legalizar una actividad económica o un permiso de apertura. Nunca el gerundio estuvo mejor utilizado que en este contexto.
Esta falta de seguridad jurídica es algo patente en las empresas que buscan lugares para establecerse. Está muy claro que esto dificulta la planificación de inversiones y la atracción de proyectos.
El peso de la burocracia
Sepan sus Majestades que, históricamente, los portugueses venían a trabajar a España, y sin embargo ahora son los españoles los que van a trabajar a Portugal. Hay muchas oportunidades laborales en el norte de nuestro país vecino, y creo que es porque saben cómo atraer inversiones.
La carga burocrática en España es una de las más pesadas del mundo. Un empresario extranjero llegado a nuestras tierras, simplemente alucina del nivel de papeleo y de los plazos que manejamos. Les cuesta entender cómo somos competitivos.
Queridas Majestades que vienen de Oriente, aquí la educación también está lejos de las necesidades de la sociedad y las empresas (empresas que responden a necesidades sociales).
En mi opinión, y después de muchos años contratando a recién titulados, la separación entre la formación académica y la aplicación de esos conocimientos, en la mayor parte de los casos, en la empresa privada, es tan grande como la distancia que han recorrido sus Majestades para venir estas Navidades a Galicia.
Majestades, hemos entrado en un círculo vicioso de suicidio. Nuestros jóvenes licenciados están abandonando su país y se van a trabajar a Madrid o Europa, mientras que otros sólo pueden ofrecer trabajos de mala calidad porque su formación no tiene nada que ver con las necesidades de las empresas creadoras de valor.
Queridos Reyes Magos, las políticas fiscales también deben ser coherentes con las de otras comunidades que atraen inversiones. Si los precios son más altos y los rendimientos son más bajos, ¿quién invertirá aquí?
Los políticos deberían aprender de las empresas competitivas.
También, Majestades, hay una tendencia a mostrar que el sistema autonómico es un lastre, que sólo generará costos y burocracia. Esta situación debería modificarse mostrando que cada comunidad autónoma está en competencia adaptando su gestión a las características de cada comunidad y acelerando la gestión por proximidad. Necesitamos cambiar el concepto de cada costo de inversión, es decir, eficiencia por eficiencia. La competencia sana es buena para esto y la empresa lo sabe.
Los deseos
Me gustaría entonces, queridas Majestades, pedirles un deseo específico a cada uno de ustedes.
A su Majestad el Rey Melchor, le pido el oro de un hinterland económico que funda Galicia con el norte de nuestro querido Portugal, nuestros vecinos de Castilla y León y nuestros hermanos asturianos. Galicia, una realidad económica sin fronteras.
«Sueño con una Galicia donde cualquier persona con una idea, con un sueño, lo pueda desarrollar en su propia tierra, rodeada de su familia y amigos»
A su Majestad el Rey Gaspar, le pido el incienso de una Administración que lejos de subvencionarnos para silenciarnos, agilice la carga administrativa y genere el caldo de cultivo que los empresarios necesitamos para emprender y desarrollar nuestros proyectos, más allá de ponernos palos en las ruedas.
Y a su Majestad el Rey Baltasar, le pido la mirra del nacimiento de un ente que represente a todos, y cuando digo a todos, digo a todos. Los más grandes, los pequeños, los gigantescos, los medianos, los autónomos, los profesionales implicados con los empresarios en las labores de conducción de las empresas para desarrollarlas de manera eficiente y competitiva.
Parafraseando humildemente al gran Martin Luther King, yo tengo un sueño: sueño con una Galicia donde cualquier persona con una idea, con un sueño, lo pueda desarrollar en su propia tierra, rodeada de su familia y amigos.
Sueño con una Galicia que retenga el talento y que más allá de palabras grandilocuentes patrias, puedan investigar y desarrollar para mayor gloria de nuestras instituciones y nuestras empresas, es decir, de nuestra sociedad.
Queridas Majestades que venís de Oriente, gracias por escuchar las peticiones de este humilde súbdito, que cada año reescribo incansablemente y que de momento aun no habéis tenido a bien atender. Sólo quiero deciros que estoy muy agradecido de que hayáis leído mi carta, y que mis esperanzas y anhelos son incombustibles, y mi tozudez también.