Carta abierta a Oriol Pujol Ferrusola

He leído que está usted con ganas de hacer un viaje a Madrid. Dicen las malas lenguas que lo que pretende es vigilar (atención a la capacidad semántica de la cursiva) las correrías (y que nadie mire mal) de su compañero de coalición, Josep Antoni Duran Lleida, que está tomando un excesivo protagonismo en la capital del Reino y que en la federación de partidos los equilibrios son una necesidad. Madrid bien vale un viaje o, si me lo permite, un máster. No se puede ser un político de talla en Barcelona sin un periplo capitalino. Pida usted referencias a Miquel Roca; a su padre; a Francesc Homs; o si prefiere a alguien más próximo generacionalmente, al mismísimo Joan Puigcercós. Seguro que ellos avalan esta tesis.

Es más, es necesario conocer con profundidad lo que se critica. Fundamentalmente por atinar. Así que un periodo al sol mesetario le daría a usted un bronceado político envidiable.

Pero mire, si está en esa tesis, le recomiendo que se espere un poco. Nació en 1966, así que le queda mucho recorrido político por hacer. Catalunya le necesita aquí y ahora: tanto por su condición de secretario general adjunto de CDC como por la de presidente del Grupo Parlamentario de CiU en el Parlament. Incluso diría más (en minúscula): hay poca gente con su talento y capacidad. Su contribución a la causa de Mas (ahora sí, en mayúscula) y de su gobierno puede ser mayor en la proximidad que la lejanía. Quizá no me entienda, discúlpeme, me explico.

Usted, apreciado señor Pujol Ferrusola, fue secretario general de Treball, Indústria, Comerç i Turisme entre 2000 y 2002. En estos últimos años cultivó unas buenas relaciones con el mundo económico (y empresarial en particular) barcelonés. Así que experiencia en materia de políticas industriales, de ocupación y promoción sectorial le sobra. Quienes le recuerdan de aquella época no guardan mal recuerdo. Tampoco hay unanimidad sobre su figura de gestor, y de forma mayoritaria le recuerdan como un político incipiente y arrojado, aunque falto de preparación.

En cualquier caso y pasados los años, se le supone suficiente capital política para poner remedio al grave desvarío que el Govern está teniendo justamente en esas áreas en las que usted ocupó cargos de responsabilidad en su día. Lo de Francesc Xavier Mena al frente de Empresa i Ocupació, y usted lo sabe, no tiene nombre. Se lo dicen cada día unos cuantos amigos, porque lo que le digan los enemigos ya entiendo que no lo escucha.

Lo de Mena parece que ya no tiene remedio: o le finiquitan ustedes, o él los finiquita a ustedes. No con el común de los mortales, sino con sus incondicionales, que es todavía peor. Suéltese la melena, esa de presunto joven que cultiva, y póngase a trabajar en serio antes de que el problema trascienda a su jefe, el responsable del Ejecutivo catalán. No deje que un Esade cualquiera, por más que venga en nombre de las soluciones mágicas, de las capacidades del sector privado, le desgracie el chiringito. Son demasiados años en los que su familia se ha dedicado al asunto para que usted permita que esto vaya más lejos, ya me entiende…

Impida, como sea, que los sindicatos, con los que mantiene una relación cordial y pragmática, le den la espalda. Evite, en la medida en la que sea posible, que las patronales, donde le gusta moverse y no siempre con acierto, se le pongan enfrente. Si quiere ser el futuro del país, trabaje por el presente. Sobre todo usted, un aventajado en el conocimiento del pasado, especialmente del más reciente.

Amigo Pujol Ferrusola, tan poco proclive a confraternizar con los medios menos próximos y alternativos, le recomiendo que le dé una vuelta a la situación, que reflexione sobre ella y que le pida a Mas, de forma urgente, una solución para la conselleria de Mena. Su continuidad no tiene sentido, y aunque sea un sacrificio mayúsculo, no descarte ocuparse directamente de su gestión. Ni Esther Sánchez ni Joan Sureda, aunque ahora lleven coche oficial, le restarán ni un voto…

Fraternalmente suyo,

Xavier Salvador
Director de Economía Digital.