Carrusel político: un gol y un autogol
La semana política ha dejado varios acontecimientos que dejan vencedores y vencidos, actores que se salen con la suya y otros que se pegan un tiro en el pie
No vamos a dejar para el final la aclaración dl título. El gol es el que le ha colado Carles Puigdemont a Esquerra y en menor media a la CUP con la investidura de Quim Torra. El autogol se lo ha colado Pablo Iglesias.
Tengan por muy probable que si el lapso temporal entre la designación de Torra y la votación hubiera sido más dilatado, ERC habría expresado reticencias y la CUP cambiado la abstención por un voto negativo.
No había la menor necesidad de abrir un flanco de este calibre. Lo peor no son las palabras ofensivas. Que levante el dedo quien no se haya calentado nunca sobre una pantalla táctil.
Efecto Torra
El daño que infringe Torra a su propia causa proviene de sus posicionamientos a favor de personajes que dejan al catalanismo en muy mal lugar. Todos lo movimientos y todas las ideologías, incluso las menos dañinas o agresivas, presentan un flanco oscuro.
El del catalanismo, minoritario pero no inexistente, permanecía muy bien enterrado bajo la capa de los valores dominantes exhibidos: tolerancia, respeto, pluralismo, pacifismo, ecuanimidad, justicia social, democracia avanzada, y cuantos forman parte de la modernidad.
Pues bien, el president Torra ha contribuido a mostrar el lado oscuro. Es probable que de buena fe y sin prever los efectos indeseados de algunos de sus escritos.
El lado oscuro del catalanismo se ha mostrado con el presidente Torra
Es seguro que algunas frases se han sacado de contexto y se han interpretado torticeramente. Pero también lo es que Torra pisó terreno peligroso, por escrito y de forma razonada, y que sus pisadas han sembrado dudas y generado descrédito, incluso a nivel internacional, en un momento de máxima delicadeza.
Este daño ya está infligido. Las votaciones no se pueden repetir y los que se arrepienten de haberle votado prefieren aguantarse y taponar la herida antes que provocar mayor inestabilidad. También es cierto que Torra ha pedido reiteradamente perdón.
O sea que admite su error. Pero nadie negará que sería mejor, muchísimo mejor, que no hubiera escrito nunca nada de lo que arrepentirse. El merecido sambenito no se lo va a quitar de encima.
Antes de pasar del gol de Torra al independentismo al autogol de Iglesias, recalemos en la linda frase de Elisenda Alamany sobre los catalanes «follados por delante y por detrás por los españoles y sin permiso». No es menos despectiva que las peores de Torra. Que tuviera sólo 23 años no es disculpa. Muchos pensaban y piensan como ella.
Pero todos siguen pensándolo. ¿Menos ella? Ser o volverse independentista suele imprimir carácter, como ser forofo de un club de fútbol o profesar una religión. ¿Será una tránsfuga de las creencias? A saber si Alemany es un Millo de izquierdas o un submarino indepe en la franquicia catalana de Podemos.
El abandono de la izquierda
La incógnita que sí se ha despejado, y por completo, es el aburguesamiento público de la pareja de líderes de Podemos, Pablo Iglesias e Irene Montero.
Cuentan que Alejandro Lerroux, después de empuñar y agitar un bocadillo de sardinas ante sus fieles, se burlaba de ellos mientras se hartaba de caviar en privado. Suponiendo que rehúse el lujo y abrace –o hubiera abrazado— cierta austeridad vital, Iglesias ha hecho lo contrario.
Indignación
La casa de Pablo Iglesias e Irene Montero deja en mal lugar sus propias declaraciones.
Autogol por toda la escuadra, con premeditación, a sabiendas de lo que se jugaba. Aquí no hay disculpa por imprudencia o ignorancia de las consecuencias. Lerroux era un cínico y un aprovechado.
Muchos votantes del muy honesto, transparente y ejemplar Iglesias piensan ahora de él que no es tanto un servidor como un aprovechado más.
La compra de un chalet de lujo no es un error sino un desafío. No es contradicción entre virtudes públicas y vicios privados, porque Iglesias y Montero contaban con que la adquisición no iba a pasar desapercibida.
Los votantes tragarán, tanto los independentistas como los de Podemos
El paso que han dado es una declaración de principios: para defender a los desahuciados tanto da una tienda de campaña en la Puerta del Sol el 15-M como un chalet con piscina irregular en la Sierra.
Los votantes tragarán. Tanto los independentistas con el gol de Quim Torra como los convencidos de que el PSOE es un partido del régimen. Pero que traguen no significa que no les duela. Tampoco que no perjudique a su causa.