Carmena, Carmona y el referéndum
En Madrid no se gana para sustos. Y eso que los nuevos gobernantes no han limpiado las alfombras. Ni siquiera las han levantado. Tanto amenazar, tanto predicar con remover las entrañas, para esto. Para nada. Para conseguir un cargo de gobernante. Por desgracia, como los demás. Como todos. Y el Ayuntamiento no iba a ser menos. La llamada web de Carmena no deja de provocar sustos. Por ponerla, por mal presentarla, por no renovarla, por no retirarla. Siempre por algo.
Por no retirar esa bitácora las relaciones entre la alcaldesa Manuela Carmena y el PSM no terminan de funcionar. Carmona, el del PSM, anda bastante cabreado. No se sabe si porque no tiene cargo de renombre o por su sometimiento a Ferraz. No le queda otra.
Ha habido elecciones en el PSM. Y ganó Sara Hernández, la candidata del aparato, la candidata de Ferraz. Ahí respiró la alcaldesa. ¿Raro, no? Pues no. Porque el otro candidato, Juan Segovia, tenía pensado realizar, si ganaba, un referéndum entre los militantes del partido, sobre la idoneidad de gobernar en el Ayuntamiento en coalición con Ahora Madrid. Por eso respiró Carmena, porque no salió.
¡Toma referéndum! Se ha puesto de moda. Y Carmena estaba temblando. Lo que le faltaba a Madrid. Más desgobierno. Y la tensión sigue. Porque el PSM lo que quiere es gobernar. Entrar en el gobierno municipal. Ya en los cargos intermedios hay mucha gente socialista. Pero Antonio Miguel quiere crecer.
Y así, en el ostracismo, no lo conoce nadie. Quiere ser vicealcalde. Y con Segovia lo veía claro. Y Carmena lo veía oscuro. Este pacto, bastante raro, no parece tener mucho futuro. Habrá que prepararse para cuando llegue el día de los inocentes o la Cabalgata de Reyes. A lo peor sólo desfilan los municipales. Cuando pasen las elecciones generales es muy posible que haya movida en el Ayuntamiento. Cosas veredes, amiga Carmena.
Al ganar Hernández volvió la tranquilidad para Carmena. De momento. Muy pendiente estuvo del congreso de los socialistas madrileños. Ferraz no hará el referéndum. Dicen que Hernández es contraria a este tipo de consultas. Y no quiere quemarse en el Ayuntamiento de Madrid. Eso queda para Carmona (jo…lines con los apellidos. Habrá que ponerles apodos para distinguirlos), que tendrá que demostrar hechuras de gobernante y madera de líder. Pero los sobresaltos en Madrid son continuos.
Habrá que acostumbrarse. Y estar en guardia. Cualquier día el águila de Aguirre se los lleva entre las garras. Aunque tampoco ella, con sus plumas púnicas, está para volar. Madrid será una sorpresa.