Buscando el océano azul

Hace pocos años se puso de moda la teoría del gurú empresarial W. Cham Kim, que defendía que las empresas -o los profesionales, o los países- suelen obsesionarse con encontrar un hueco en un lugar ya copado: el mar rojo. Por contra, su salvación sería la de explorar horizontes ígnotos en los que se pueden encontrar océanos azules.

Ocho años atrás, cuando estaba al frente del área de innovación de mi país, planteé unas reflexiones internas a mi equipo, que no han caducado. La situación del sistema de investigación, desarrollo e innovación en Catalunya, debido al déficit estructural y al retraso en la adopción de un modelo de governanza eficiente en la investigación, y al retraso en los centros tecnológicos, nos obligaba a dos cosas. Por un lado, a poner las bases de un sistema de governanza de la I D más eficiente, y, por el otro, a agrupar centros tecnológicos que recuperen el tiempo perdido.

Esta labor hay que hacerla de oficio, pero tenemos que ser conscientes de que en este ámbito nos estamos moviendo en lo que el gurú coreano definiría como un océano rojo. Buscamos emular sistemas que nos llevan años de ventaja, y que disponen de recursos imposibles de recuperar. Por ello, deberíamos hacer un esfuerzo extra en imaginación para encontrar nuestro océano azul, en el que nadie nos espera. Veamos algunas de las ventajas que sería conveniente explorar:

1.Catalunya tiene un índice alto de creatividad. El mejor territorio en creación de empresas. Escuelas industriales que són líderes mundiales. Buena fama en diseño industrial, arquitectónico, textil moda y márketing, pero mal estructurado académicamente.

2. Si la sociedad del conocimiento quedará superada por la sociedad de la creatividad, donde los elementos inmateriales pasarán a tener un peso determinante; si los expertos recomiendan organizar la creatividad, ¿acaso no deberíamos apostar por fusionar las sinergias en este campo y adelantarnos con un anillo muy potente de diseño, emprendeduría y creatividad emprendedora?

3. Cataluña tiene pymes con dificultad para que se incorporen al I D, pero tiene una cantidad considerable de empresas multinacionales extranjeras o autóctonas que, en el primer caso, apuestan por Cataluña por su capital humano capaz en algunos casos de aportar valor añadido, y de defender la permanencia. En otras situaciones son empresas de éxito comercial, pero que nunca se han lanzado al I D. ¿No debería ser prioritario consolidar y aumentar el papel de tractores de las multinacionales sobre las pymes innovadoras catalanas? Máxime cuando se está extendiendo la estrategia de innovación abierta.

4. Cataluña no tiene una obsesión con la soberanía nacional en el ámbito económico, sea por bien o por mal. Cataluña tiene mucho capital ahorrado, pero que no éste no está acostumbrado a arriesgar. Lo mínimo que podemos pedir es que ocupe posiciones en infraestructuras liberalizadas: aeropuertos, operadores ferroviarios, logísticos, etc. Pero, ¿por qué no convertimos a Cataluña en área de actuación europea de los inversores de capital riesgo y fondos seed asiáticos, árabes y americanos en Europa?

5. Tenemos centros de excelencia científica y tecnológica, pero somos incapaces de garantizar que dichos centros despeguen y tomen altura debido a impedimentos económicos. En pleno proceso de independencia política, ¿no sería inteligente abonar la multidependencia en el campo del I D? El aumento de relaciones –hasta orgánicas– con los centros tecnológicos y de proximidad, como el CSIC y CRNS. Y, sobre todo, establecer alianzas sólidas con los estados de fuera de la UE que despuntan junto a Cataluña: Suiza, Noruega e Israel. Y, si es necesario, convertirse en sucursal de los grandes operadores científicos internacionales.

6. Es preciso mejorar el aprovechamiento del tirón de las grandes instalaciones científicas propias como el Sincrotrón, Supercomputador, etc, pero también las ajenas, como los centros europeos como el ITER o los centros dependientes de Madrid que están mal aprovechados.

6. Se pueden buscar fórmulas legales que den seguridad a los inversores catalanes en I D con cierto aval público, como la Corporación Tecnológica Andaluza, etc. Sería deseable investigar las posibilidades del marco catalán para favorecer legalmente a la industria, propiedad de patentes, innovación, etc. Y ver las posibilidades que da el derecho civil catalán. Y, finalmente, de forma desacomplejada, vender a Cataluña como una nación de talento y creatividad.

Estas son algunas de las modestas observaciones de lo que creo que debería ser el océano azul en la Cataluña innovadora.

Macedonia

Hay lista del proceso. Y los que en un primer momento la vimos con escepticismo, nos hemos tenido que ir moviéndo de nuestro tímido proceder al observar la furibunda reacción de los enemigos unionistas de las libertades; y de los adversarios políticos que se envuelven en la bandera roja.

El unionismo, situado mayoritariamente en el centro derecha y la extrema derecha, continua persistiendo en el ataque a Mas, sin ofrecer, como hicieron conservadores y laboristas británicos, ninguna oferta consistente de mejora a la ciudadanía de Cataluña.

Esta beligerancia deja aún más en evidencia la que esgrimen las izquierdas autoconsideradas marxistas, que han olvidado los preceptos más básicos del materialismo histórico: contradicción principal y secundaria; oligarquía bonapartista, burguesía subordinada.

Los podemitas e iniciativeros catalanes priorizan la contradicción secundaria (entre burguesía periférica y clases populares periféricas) y el ataque a la burguesía subordinada. Y por ello son cómplices objetivos de evitar el choque frontal de clase con la oligarquía bonapartista española (la casta). Y abandonan la política de pactos tácticos con la burguesía subordinada, que fue la principal característica del PSUC hegemónico en Cataluña, en lucha contra la oligarquía franquista y por la ruptura. ¡Hay si Comorera o Solé Barberà vieran el panorama!