Renovando energías negativas

Puigdemont vuelve a liderar la agenda y el conflicto apunta a abrir una nueva etapa de tensión que arrancará con la investidura de Sánchez

Ya ven, el independentismo magnifica las buenas noticias en igual medida que el constitucionalismo exagera las malas. La cuestión es, a un lado, no darse por vencido, como si las derrotas pudieran tornarse victorias por el mero hecho de no ser asumidas.

Al otro, los desaires provenientes de Alemania y otros países no surten el efecto desescalador deseado en Europa sino todo lo contrario. Ya ha empezado una nueva oleada de detenciones.

La tensión se encuentra estancada en un perímetro soportable, por ahora

El independentismo más peleón arrastra. Por ahora, su estrategia consiste en simular desobediencia, en pisar la línea sin traspasarla. De manera que el incremento de una represión mal vista y difícil de justificar alimenta una tensión que se pretende creciente pero se encuentra estancada en un perímetro soportable para la sociedad y la economía. Por ahora.

Asimismo, las duras palabras de un número creciente de políticos y medios de comunicación europeos ensanchan la herida del orgullo español: ya que no disponemos de capacidad para doblegar a los europeos, se van a enterar los independentistas (y de paso los españoles desafectos).

Carles Puigdemont a su salida de la cárcel de Neumünster. Foto: EFE/JS

El combate desigual

Los únicos frentes que avanzan son el de la internacionalización del conflicto, cuyo beneficiario es el depuesto Puigdemont, y el de la cerrazón de España ante las demandas europeas de moderación.

Tal vez haya llegado el momento de proponer al lector la revisión de un clásico del enfrentamiento entre rivales desiguales. Rocky I. El imbatible campeón, se enfrenta a un pelele que lo tiene todo perdido antes de empezar. Nadie apuesta por él. Pero de manera inesperada, Rocky resiste la lluvia de puñetazos sin darse jamás por vencido.

El independentismo está tan enamorado de una idea como Rocky de Adrian

No sólo eso. A la que el campeón descuida un poco la guardia, le propina un buen golpe, cuyo efecto es enfurecerle todavía más. Por mucho que el campeón le zurre, Rocky, tan enamorado de una chica como el independentismo de una idea, aguanta y aguanta.

El público que le ninguneaba termina por aclamarle y abuchea al abusón. Al final pierde Rocky, pero a los puntos y no sin escándalo. Pierde, pero se ha convertido en leyenda.

El presidente del Parlament, Roger Torrent, durante el pleno en el Parlament celebrado para debatir los derechos de investidura de Carles Puigdemont / EFE

La estrategia independentista

El anunciado KO de Puigdemont no se ha producido. En estos momentos, y a la espera de lo que decida el árbitro alemán, su lema es el conocido estribillo de Bruce Springsteen: “no retreat, baby, no surrender”.

Contra todo pronóstico, Puigdemont vuelve a ostentar la agenda. La catalana y de rebote la española. Su propuesta es escaladora: que otros en el Parlament salten en mi nombre el Rubicón de la desobediencia.

El próximo viernes habrá fallido segundo intento de Jordi Sánchez, que pondrá en evidencia la furia represiva española según el guión independentista que el juez Llarena ejecutará al pie de la letra: “España no atiende a razones ni de la ONU”.

El president del Parlament, Roger Torrent, será puesto contra las cuerdas

Lo del viernes va a ser un punto de arranque. El domingo, gran manifestación por la libertad de los presos, de la que los sindicatos no han conseguida zafarse al no reivindicar la independencia de manera previa y directa.

El siguiente capítulo va a consistir, con toda probabilidad, en el intento de investidura de Puigdemont. El president del Parlament, Roger Torrent, será puesto contra las cuerdas. Si dimite, se precisará un voluntario dispuesto a incrementar el martirologio.

¿Existe? Si los irreductibles iban de farol, Puigdemont renunciará aduciendo que los alemanes piden distensión. De lo contrario, si la respuesta es afirmativa, si hay primero de la lista dispuesto a ser detenido, puede seguirle una cola y que ascienda de nuevo el sentido de la espiral. De no ser así, se confirmaría el muy castizo dicho del “a por ellos, que son pocos y son cobardes”.

Al contrario que Napoléon, el independentismo anima a seguir con sus errores al gobierno español

El independentismo recalcitrante se apresta a corregir la conocida frase de Napoleón, “nunca interrumpas a tu enemigo cuando esté cometiendo un error”.  Al contrario, si se equivoca, anímale a seguir, apostilla Puigdemont, por mucho que sufran tus fieles.

Y si Rajoy cayera en la tentación de aflojar, ahí están los que, de manera simétrica a quienes tildan de mojigato a Torrent y le piden que se aparte, le tacharían de blandengue y exigirían elecciones inmediatas para entregar el poder al implacable capitán Ribera.

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