Autonomías: Han sido el verdadero hecho diferencial de la joven democracia española. En revisión filosófica. Algunas, incluso peor, en ruinas.
Caixa (La): Un monstruo, un verdadero monstruo, del que se orillan convenientemente algunos datos sobre su cuota de mercado que difícilmente resistirían análisis de competencia. Va aparentemente bien. El viernes harán públicos sus números de 2010. Cada año, esa reunión era un ejercicio de gallardía. Todos los directores generales de los últimos tiempos presentaban el fruto de su gestión anual con postura militar: cabeza alta, pecho fuera y paso firme. Veremos qué pasa ahora. Está en plena transición a banco. Lo hará en breve, apremiada, como la mayoría, por lo que viene. Sean las nuevas normas contables de Basilea III, la inundación de pisos y casas en su balance, la importante caída del margen financiero que ya se vislumbró en los resultados del tercer trimestre… cualquiera de esas razones le obligan a actuar con diligencia. Sigue siendo líder en cuota de mercado en España por delante de Santander y BBVA en la mayoría de comparaciones que se establezcan. Le falta aún dimensión y diversificación internacional. Juan María Nin, su director general, y Isidro Fainé, su presidente, estaban en ello y con Criteria hasta que se precipitó la crisis. Sobre esa casa lo sabe todo, otra vez más, Manel Pérez. Lo explicaba ayer en La Vanguardia. En Catalunya nada importante se mueve que no haya pasado antes por alguno de los despachos de las dos torres negras de la Diagonal. Incluso en lo relativo a la política. Su omnipresencia es indiscutible. Como insinúa mi apreciado Ramon Aymerich, en un ejercicio de confusión entre el poder político y financiero que en ocasiones hace difícil determinar dónde habita el verdadero poder (Se non è vero, è ben trovato).
Cajas de ahorros: Entidades financieras que habían sobrevivido en España a la par que fenecían en otros países. Mientras la crisis dormía, el modelo también era un hecho diferencial español. Sin propietarios al estilo capitalista clásico, han creado virreinatos locales, comarcales, autonómicos o incluso mayores con la obra social y la pluralidad de competencia como principal coartada. Cuando despertó la crisis empezaron a sangrar. Ya en plena crisis, varias requieren de la aplicación de cuidados paliativos. Necesitan inyectarse capital con urgencia. La ruina amenaza a otras pocas y causa una negativa influencia en la imagen exterior del sector financiero español.
CatalunyaCaixa: Uff, difícil. Se creó tras sumar las cajas semipúblicas de Catalunya y Tarragona añadiéndole la de Manresa. Controlada históricamente por los socialistas catalanes a través de la Diputación de Barcelona, ahora ha diversificado su control y CiU también manda un poco. No puede salir del armario, lo tiene lleno de pisos. Plantilla sobredimensionada y acostumbrada a privilegios laborales propios de la función pública pero con retribuciones del sector privado. Su director general, Adolf Todó, el ejecutivo del polémico salario en tiempos de crisis, está bien visto en el Banco de España y rechazado por el contingente laboral. Le acaba de pedir a los trabajadores que se bajen el sueldo, que los números no salen. Los empleados dicen que no, que acaba de hacer caja vendiéndose una participación en Repsol y que después de haber empezado una escabechina laboral, que le pida el sacrificio a otros. Pero incluso esos 186 millones de plusvalía obtenidos con la venta de Repsol parecen insuficientes para atender las necesidades más perentorias. Además, con su característica sagacidad periodística, S. McCoy, en El Confidencial, les ha descubierto una triquiñuela de la que la entidad no ha informado. De hecho, la comunicación con su departamento de comunicación parece un ejercicio de vuelta al pasado más oscuro de la entidad.
CECA: Lobby de las cajas de ahorros. Patronal del sector y pseudo central de compras para las más pequeñas, que no podrían acceder en solitario a informática, agencias de valores, creación de productos… La preside desde hace apenas un año Isidro Fainé, a su vez presidente de La Caixa. La controlan Fainé y Rodrigo Rato, a su vez presidente de Caja Madrid. Se resisten a que el Gobierno les diga cuál es el camino a seguir en su futuro, pero son incapaces de encontrarlo por su cuenta. En voz baja piden que Rodríguez Zapatero reforme. En voz alta se niegan a que se les reforme el sector. Fainé habría amenazado con dejar el cargo si el Gobierno se marca un decreto para capitalizar a sus asociados. Sus colegas le habrían aplaudido en otro gesto más de absoluta contradicción.
Frob: Siglas de Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria. El nombre podría ser menos explícito, pero para los que no lo vean a la primera y, en romano paladín: dinero de los españoles para impedir que el desmoronamiento de cajas de ahorros y de algún banco menor nos cueste todavía más de lo que se les presta para evitarlo. Nadie espera que los préstamos de esta entidad sean jamás devueltos. Cuando venzan habrá pasado mucho tiempo y no será tiempo de ver quién ha ganado la apuesta, pero es la opinión mayoritaria del mundo económico.
Gobierno de Madrid (ZP, no Espe): No vive sus mejores momentos y no precisamente por la situación de las cajas. En cambio, reformarlas puede ser una buena jugada para mostrar firmeza ante los mercados y frenar el deterioro de la imagen económica del país en el exterior. Prepara un decretazo para convertirlas en bancos. La CECA se opone. Dentro del Gobierno, incluso, habría opiniones no coincidentes sobre qué hacer con ellas. Los diarios están peleando por explicarlo y por determinar quién lo dijo antes y mejor.
Govern de la Generalitat: Recién aterrizado en el poder, Mas y Mas-Colell, su consejero de Economía, conocen la problemática de las cajas y viven la típica contradicción de un ejecutivo nacionalista: preferirían que para solucionar los problemas de las cajas catalanas se actuara en clave territorial (a saber: que el Sabadell se apañase con CatalunyaCaixa; que La Caixa arreglara los problemas de Unnim…), pero conocen la dificultad económica, financiera y en términos de competencia que esa salida supondría. Hacen gestiones, pero casi a ciegas. Todavía se desconoce cuál es su principal preocupación, si perder poder y peso financiero en Catalunya o asistir como gobernantes al estallido de algún problema serio en una o varias instituciones.
(La próxima semana: Unnim, Banc Sabadell, Banco de España, Ministerio de Economía, Caja Madrid, Caixa Penedès)