Botín está tranquilo con Catalunya, ¿y Fainé?
El presidente del mayor banco español no parece tener nervios con respecto al asunto catalán. Si los tiene deben de ser como los hemorroides, que se sufren en silencio. En público, Emilio Botín dice que “España y Catalunya tienen un gran futuro juntas”. Es más, se siente satisfecho de que los dos grandes partidos, PP y PSOE, “vayan de la mano” en este enojoso asunto sobrevenido. Así se expresó ayer en Madrid el presidente del Banco Santander a preguntas de Economía Digital.
Su entidad ha expresado algún interés en mejorar su cuota de mercado en Catalunya mediante la participación en la venta o subasta que se lleve a cabo de CatalunyaCaixa. Se trata de la antigua caja de ahorros que está en posesión del Estado por medio del Frob. Pese a tener un buen número de oficinas, entre el Santander y el antiguo Banesto son pequeños en términos de red y sólo significativos en algunos ámbitos empresariales catalanes.
Hoy interviene en Barcelona Isidro Fainé, presidente de Caixabank. Al igual que su homólogo, presentará los resultados de la entidad. Para los periodistas son números siempre muy interesantes, puesto que si el Santander es el primer banco español con gran presencia mundial, Caixabank es el mayor banco dentro de España.
Cómo evolucionan sus resultados y otros parámetros del mercado financiero son indicadores indispensables para conocer la marcha general de la economía. Por fortuna, ese asunto no está en el peor de los escenarios de los últimos años y los dos grandes gigantes financieros del país navegan con menos tormenta que meses atrás.
Va a ser mucho más indicativo que los propios guarismos conocer si la tranquilidad del banquero Fainé con los asuntos políticos mejora o, por el contrario, empeora. Él, que ha pedido el pacto sobre Catalunya y se ha empleado a fondo para conseguirlo, sabe que la cuenta de resultados de las oficinas toma otro color, pero la posibilidad de mejoría en lo político no avanza a idéntico ritmo. Al contrario. Por eso, y aunque Botín se despache con una protocolaria y aparente declaración neutra de calma, ver la faz de Fainé cuando se pronuncie en Barcelona sobre el asunto puede resultar incluso más interesante que escuchar sus palabras.
Su tranquilidad o nerviosismo es más que un síntoma. Se lo contaremos.