Bildu ya estaba blanqueada
No es la petición de perdón lo que debería exhibir Otegi sino el arrepentimiento por los 856 asesinatos que cometió su banda
La revelación de Otegi sobre sus intenciones en el mercado de los presupuestos de Pedro Sánchez ha frustrado la operación de simulación de empatía a las víctimas de ETA. Y sobre todo ha dejado en evidencia a los entusiastas socialistas que, como el ex presidente Zapatero y el ex lehendakari López, habían hablado de “novedad” y de “punto de inflexión” en la actitud de Bildu, predispuestos a rehabilitar al mundo de la neo Batasuna, sin condiciones, para justificar sus pactos contra natura.
Le habría venido bien un lavado de imagen de Bildu a Sánchez para defenderse de las críticas que recibe desde la oposición, si hubiera podido presentar a un socio ‘normalizado’ en las próximas campañas electorales. Pero han pinchado en hueso.
De no ser por el trabajo periodístico (El Correo adelantó la exclusiva de las confesiones de Otegi) el montaje habría colado. El espectáculo al que estamos asistiendo desde que Otegi simuló contrición lanzando un ‘copypega’ de las palabras de ETA en un comunicado, no puede ser más vergonzante.
Si no fuera dramático (ese desprecio hacia los diferentes, esa desconsideración hacia la vida humana) este episodio de Otegi habría tenido un punto de ópera bufa. Cambiando de señuelo en función del escenario, ha echado una capa de ceniza sobre su rutilante imagen de “hombre de paz” tan trabajada por Zapatero cuando era presidente y negociaba con ETA. Pero saber ahora que, tras su forzado acercamiento a las víctimas del terrorismo, aguardaba en la trastienda un intercambio de “presupuestos por presos” (por mucho que lo niegue) ha sido tan solo un borrón en el montaje.
Una mancha. Nada más. Porque el segundo partido más votado de Euskadi, que sostiene el gobierno de la socialista Chivite en Navarra (en donde ganó las elecciones el centro derecha de ‘Navarra suma’) y que es el socio natural de Sánchez ya estaba blanqueado desde que apoyó al presidente del gobierno en sus anteriores presupuestos. Blanqueado por los votantes vascos en las urnas, blanqueado por los socialistas que han dejado de exigirle un techo de ética democrática para pactar y blanqueado por su propio competidor, el PNV, que considera a Bildu, según la conveniencia, como “un partido más”.
Los ‘no’ rotundos de Sánchez
Sánchez no reclama nada a Bildu. Más bien lo contrario. Bildu dice que va a Madrid a “derribar el régimen” y Sánchez les corresponde dándoles el pésame por la muerte de un preso de ETA. Y agradece su “espíritu constructivo” en el Congreso en donde los necesita.
Tan sectario con la oposición constitucionalista, tan permisivo con quienes no reniegan de la historia de ETA. Es posible que sea una pérdida de tiempo exigirles un arrepentimiento con su corazón de hielo en la mano. Pero resulta antiético pactar con ellos. No es la petición de perdón lo que debería exhibir Otegi sino su arrepentimiento por los 856 asesinatos que su banda cometió durante más de cuatro décadas de terror, la mayoría de ellas en democracia. Sánchez ha negado, en sede parlamentaria, que vaya a intercambiar a los presos de ETA por los presupuestos.
Como si la justicia no pintara nada en este país . El caso es que, visto donde ha llegado Sánchez con los secesionistas catalanes enmendando la sentencia del Supremo al indultar a los condenados del ‘procés’, Otegi quiere aprovecharse de la debilidad de la Moncloa y acercarse lo más posible al control remoto del gobierno de España. La posibilidad de fraguar una alternativa al PNV , con socialistas y Podemos, en el gobierno vasco, dependerá del encaje de los intereses de Sánchez.
No fue posible en el Parlamento Vasco consensuar una declaración institucional contra ETA. Ni en el Senado ni en el Congreso. Las iniciativas fueron del PP y en Vitoria llegaron a ponerse de acuerdo todos menos Bildu. La propuesta decayó al no haber conseguido la unanimidad. Bildu se retrató, sí. Pero los demás también al no haber querido hacer una declaración, salvo el popular Iturgaiz, sobre el sentido de su voto. El blanqueamiento de Bildu sigue por buen camino. Los excarcelados de ETA no son héroes; son asesinos y se les sigue recibiendo con honores y reconocimiento.
¿Quien está instrumentalizando la violencia? Que pierda toda esperanza quien crea que Otegi dejará de justificar la existencia de la banda. No lo hará. El pasado de ETA no se toca. Fue una de las condiciones que expuso la banda para abandonar el terrorismo. Otegi tiene como misión no dejar morir a ETA. Recordar su importancia en el presente para justificar su historia. Lo sostiene Teo Uriarte. Así las cosas, más que pedirles imposibles, lo coherente sería dejarles fuera de los pactos. Pero eso ocurrirá con otro gobierno en la Moncloa.