Bienvenidos al norte
El 2 de marzo Emmanuel Macron presentará su proyecto para llevar a Francia al siglo XXI. La estrella ascendente de los candidatos franceses a las presidenciales está encabezando, por ahora, las encuestas en segunda vuelta, una vez el candidato conservador François Fillon ha pinchado por asuntos personales y Benoît Hamon desde la izquierda no es capaz de aglutinar el centro izquierda que se le escapa y a la izquierda radical dispersa entre múltiples candidatos.
Macron que ha creado el movimiento personalista «En Marche», predica cruzar una nueva etapa en la historia del país. Y lo hace con un proyecto que se pretende democrático y revolucionario: construir a partir de la vida cotidiana de los franceses un modelo para transformar el país. Un proyecto que sigue el triple hilo republicano: Libertad, Igualdad, Fraternidad y que se está escribiendo participativamente después de una intensa campaña puerta a puerta de sus seguidores.
Esta semana se ha añadido el líder histórico del centro democrático y social François Bayrou. Bayrou, alcalde de Pau era un repetidor que nunca se ha dejado absorber por la derecha neogaullistas y que junto con alguna candidatura de Los Verdes ha sido el único de tener una concepción no jacobina de Francia. Él mismo es partidario de las lenguas «regionales» y habla gascón.
Macron ha aceptado los puntos mínimos de la propuesta de Bayrou: un cambio genuino en la práctica y orientaciones políticas, un programa de moralización de la vida pública; el reconocimiento del valor y la justa remuneración del trabajo; y el respecto a la pluralidad política promoviendo sistemas electorales proporcionales. El acuerdo promueve los valores del pacto social, el compromiso con la honestidad en la política, la libertad al corazón del proyecto europeo, y la lucha por el centro político en Francia.
Por otro lado, tenemos a Marine Le Pen que encabeza las encuestas en primera vuelta y sobre la que el maestro Jacques Attali ha hecho algunos comentarios recientes en su blog.
Las reflexiones de Attali afectan al papel de los medios de comunicación y la emergencia de los populismos en Europa. Dice Attali que los medios a veces parecen encontrarse muy cómodos en poder ser políticamente críticos con posiciones como las populistas. Del mismo modo que están incómodos cuando mandan quienes son supuestamente afines, porque los tienen que tratar con guantes de seda y entonces pierden audiencia.
Cuanto más lejano sea el proyecto político del medio de comunicación, más crítico y sensacionalista podrá ser. Irónicamente, parece que sueñen, inconscientemente, con estar muy bien colocados en la postura crítica contra un gobierno populista y por eso les acaban haciendo publicidad directa o indirectamente.
Dice Attali que lo que se juega en los Estados Unidos en este momento tiene que servir como una advertencia. Los ataques a Trump y los titulares que les da cada día, han hecho subir aceleradamente la audiencia de los medios americanos. Por lo tanto, llega un momento que podrían desear -como empresas-, la perpetuación del desorden y la irracionalidad.
Pero esta situación, precisa Attali, puede tener un final dramático si estos personajes estrafalarios acaban ejecutando sus amenazas a los medios (en cierto modo en España, Rajoy de forma sibilina ya ha conseguido el control editorial de todos los grandes grupos de comunicación españoles). Dramático si al final, alguien decide cerrar, comprar o encarcelar a medios o periodistas. Por eso, Jacques Attali critica a fondo a los medios franceses que se limitan a realizar críticas fáciles o frívolas de lo que significa Le Pen y no advierten seriamente de los engaños políticos, las corrupciones, y el riesgo de caos que arrastra cualquier ascenso del Frente Nacional. Con el riesgo que si esto se consuma los medios acabarán considerados como aliados objetivos del populismo.
Una vez que ya hemos hablado de Macron y Le Pen dejaremos para otra ocasión los otros candidatos que están en descenso: Fillon y Hamon. Ahora mismo, mi apuesta es que ante una izquierda jacobina en el entorno del Partido Socialista, poco proemprenedora; y una opción conservadora de discurso liberal pero de hecho también jacobina, en el entorno de los neogaullistas republicanos, es lógico que sólo aparezcan dos opciones reales: la ultraderecha jacobina y autárquica de Le Pen, y el centro/centro-izquierda de Macron. Y todavía queda por definir dónde se acabará agrupando, si no recibe ningun marrón, la mayoría del electorado. Bienvenidos al Norte.