Bienvenidos a la Confederación española
La concesión de un referéndum en Cataluña y otras bagatelas al País Vasco crea una España desigual, en derechos y deberes entre españoles, perfecta para eternizar el poder de los socialistas
En realidad, todo lo que está sucediendo con la arquitectura constitucional de nuestro país era previsible. Cuando tras las elecciones generales de 2019 se llegó a un pacto de gobierno entre el PSOE y Podemos, apoyado por ERC y Bildu, la única consecuencia podía ser la degradación institucional de España. Incluso en el caso de que el PSOE no tuviera interés alguno en cargarse el sistema, que posiblemente no lo tenía, una vez eligió pactar con quien pacto todo lo que está sucediendo, y sucederá, era solo cuestión de tiempo.
A diferencia del recibo de la luz a final de mes o del próximo plazo de la hipoteca, los riesgos de la sumisión del poder judicial al duopolio del legislativo-ejecutivo no es algo que quite el sueño a nadie, pero sus consecuencias si acaban afectando al recibo de la luz, a la hipoteca y a todo.
Desarmar al Estado de derecho hace de España un país más vulnerable, menos atractivo para la inversión y la precarización de la democracia llevada a cabo por el Congreso de los Diputados al dictado de los acuerdos entre el PSOE, Podemos y ERC no es gratis. Los países más prósperos son los más sólidos y estables y España se ha autoborrado de ese pelotón de cabeza de naciones del mundo.
Sánchez, consciente de que el asalto al Tribunal Constitucional era indefendible y menos aún en un contexto de previa reforma del delito de malversación y de sedición, se fue a Bruselas e intento dar la imagen de que él está por encima del ruido de la carrera de San Jerónimo… total si no está Feijóo allí, él tampoco necesita acudir. La duda que queda ahora por despejar es si el próximo paso del independentismo, tolerado por el PSOE y jaleado por Podemos, tendente al desandamiaje del estado de derecho y de España, será lo próximo o no les va a dar tiempo.
Sin duda lo segundo, que no les dé tiempo, sería lo deseable pero para que España no diera otro paso al abismo deberían suceder demasiadas cosas: que el PP ganará las generales de diciembre de 2023, posibilidad que las encuestas afirman que cada vez está más lejos, que antes no se hubiera convocado el referéndum vinculante-no vinculante en Cataluña y que incluso con la victoria del PP este se atrevería a revertir todo lo perpetrado hasta ahora por el PSOE y sus aliados. Feijóo no se ha estacando en las encuestas por casualidad, sino por las dudas que genera entre sus potenciales votantes.
Tienen que suceder tantas cosas para frenar la degradación institucional de España que estadísticamente lo más probable es que sigamos cayendo por la pendiente sin final. El siguiente paso, solo otro más hacia la separación final de una parte de España del resto del país, es la Confederación. La concesión de un referéndum en Cataluña y otras bagatelas al País Vasco crea una España desigual, en derechos y deberes entre españoles, perfecta para eternizar el poder de los socialistas apoyado en sus fieles y aliados separatistas y particularistas.
Veamos cuál es el periodo transitorio al que nos enfrentamos: Los catalanes y los vascos gobernados eternamente por independentistas serán en la práctica independientes, el Estado no podrá frenar, ni matizar decisión alguna que tomen en materia económica, judicial o educativa en sus territorios, pero a su vez ellos en este periodo transitorio seguirán influyendo de forma decisiva en la política española porque como que, aún, no se habrán ido de España sus diputados al Congreso eternizarán a Sánchez el tiempo que precisen hasta llegar al punto final: la salida.
La jugada es perfecta: ERC y Bildu lo deciden todo en Madrid, pero el PSOE no puede decir ni media palabra ni en Barcelona ni en Bilbao. Bienvenidos a la Confederación.