Biblioteca Básica del Adoctrinamiento Independentista Infantil en Cataluña
Los libros se utilizan como herramienta de educación y en Cataluña, se aplica tanto a los adultos como a los niños
Benedict Anderson, en Comunidades Imaginadas (1983), remarca el papel de la edición de libros en la creación y consolidación del sentimiento de pertenencia a una comunidad imaginada delimitada por la frontera de la historia, la lengua y la cultura.
En definitiva, el libro como herramienta indispensable en la educación o reeducación nacional. En Cataluña, eso es válido no solo en el ámbito de los adultos, sino también en el de los niños.
En efecto, coincidiendo con el “proceso”, han aparecido en el mercado editorial una serie de títulos que lo confirman. Tan es así que bien puede hablarse de una Biblioteca del Adoctrinamiento Independentista Infantil en Cataluña.
Por cierto, cada volumen, como corresponde a la literatura infantil, se presenta convenientemente ilustrado haciendo realidad aquella máxima que dice que una imagen vale más que mil palabras.
En el caso que nos ocupa, la imagen complementa al texto o viceversa. A continuación, una lista, por orden de aparición, de los títulos más destacados. Al final, una valoración del fenómeno.
Una bibliografía soberanista
In-Inde-Independència! (Míriam Culleré Pié, Roger Roig César y Lluís Albert Arrufat, 2013). El subtítulo es explícito: El procés de Catalunya cap a l´estatr propi explicat als infants. Y el prólogo de Carme Forcadell también lo es:
“Este relato pretende explicar lo que significó la Diada del Once de Septiembre de 2012 para muchos catalanes y catalanas que, desde tiempo, trabajan y sueñan con la libertad de nuestro país».
«De igual forma que nuestros niños han de conocer los problemas y las dificultades de la vida cotidiana, también han de conocer las inquietudes y los anhelos de independencia de nuestro pueblo, porque ellos son el futuro, este futuro que todos queremos mejor, más justo y más digno».
«Serán ellos quienes habrán de contribuir de manera extraordinaria a la construcción del nuevo estado catalán”.
Los abuelos explican a los nietos como «los catalanes no pudimos ganar en la Guerra de Sucesión»
La meva primera Diada (Jaume Clotet y Rut Bisbe, 2013). Los abuelos explican a los nietos que “hace muchos y muchos años, casi trescientos, los catalanes vivíamos tranquilos y en paz, dedicados al comercio, a cultivar la tierra y a explicar historias al amor de la lumbre. Aunque compartíamos reino con otros países, teníamos nuestras propias leyes recogidas en nuestras Constituciones”.
En eso que llega la Guerra de Sucesión y “los catalanes tuvimos que crear apresuradamente un ejército para defendernos”, pero “por desgracia los catalanes no pudimos ganar”.
L´onze de Setembre (Anna Canyelles y Roser Calafell, 2013). En el libro –que incluye una bandera independentista de tamaño reducido, acorde con la edad infantil-, la pequeña Sara se entera de que en la Diada hay “banderas en los balcones y ventanas”, “todos están muy contentos”, “nos une un sentimiento” y “cantamos El Segadors hoy y siempre”.
Cada página se cierra con el estribillo de Els Segadors: “Bon cop de falç, defensors de la terra!” (“¡Buen golpe de hoz, defensores de la tierra!”, en versión literal).
La historia contada relata como «la relación entre castellanos y catalanes nunca fue del todo fluida»
Petita Història de Catalunya (Oriol Gracià y Pilarín Bayés, 2013). Los niños oirán o leerán que “los antiguos griegos llegaron a nuestra casa y desembarcaron en nuestro país”, que “en el siglo X pequeños condados del sur del Pirineo iniciaron un proceso de independencia que puso la semilla de lo que hoy conocemos como Cataluña”, o que “la relación entre castellanos y catalanes [siglo XV] nunca fue del todo fluida”.
También que “los catalanes [siglo XVII] se unieron a los franceses para hacer frente a los castellanos”, que “Cataluña [siglo XVIII] dejaba de ser un Principado independiente para entrar a formar parte de España”.
Cuenta posteriormente que “desde entonces [1975], cada 11 de Septiembre, miles y miles de ciudadanos salen a la calle para reivindicar el reconocimiento nacional de nuestro país”, y que “en los últimos diez años, los catalanes han decidido mirar hacia el futuro y han puesto sobre la mesa el debate sobre su independencia y la emancipación del Estado español”.
L´abecedari de la independència (Roser Calafell, 2014). La sinopsis de la editorial es de una claridad meridiana: “Un libro para que los niños y las niñas aprendan las letras del abecedario».
Cada letra tiene un motivo identificable con el proceso soberanista. Un libro que hará las delicias de los niños y las niñas (y adultos) y los aproximará al momento histórico que estamos viviendo”.
Y es verdad: la A de Asamblea Nacional Catalana, la C de Consulta, la D de Derecho a decidir, la E de Estelada, la I de Independencia, la M de Manifestación, la N de Nuevo Estado de Europa, la de O de Òmnium Cultural, la R de República, la S de Sí al Referéndum, la V de Vía Catalana, la W de Webs catalanas.
Los niños leerán que «los catalanes perdieron una guerra muy sangrienta contra España y Francia»
La meva primera Història de Catalunya (Toni Soler y Roser Calafell, 2014). Los niños oirán o leerán que “en nuestro país el rey Jaime fundó las Cortes y en nuestra casa el rey no ha hecho nunca las leyes en solitario”, que “para Cataluña, compartir el rey con otras tierras no fue nunca un problema… siempre que el rey jurara respetar las leyes del país. Si no, no se le debía obedecer”.
Seguirán leyendo que “a Cataluña [siglo XVII] cada vez le costaba más que la dejaran gobernarse a su manera”, que “los catalanes [siglo XVIII] perdieron una guerra muy sangrienta contra los reyes de España y Francia”, que “hacia los setenta [siglo XX] la gente salió a la calle pidiendo que volviera la democracia y el gobierno propio de Cataluña”, que “en estos últimos años [siglo XXI] no dejamos de pedir más libertad para Cataluña. Lo hacemos cada 11 de septiembre, y cada vez nos hacemos escuchar con más fuerza”.
L´1 d´octubre explicat a la menuda (la niña). (Adrià Pujol y Marta R. Gustems, 2018). Niños y niñas se enteran de lo que pasó aquel día. A saber: “El 1 de Octubre fue diferente, porque nos convocó por primera vez nuestro gobierno”, “para hacerlo posible, muchos dormimos en los colegios, defendimos los locales de votación, cantamos, chillamos, reímos, nos asustamos, y sobre todo votamos”, “pero parece que aquel día se avanzó la castañada”.
Prosiguen los autores explicando que hubo “más de mil heridos por culpa de la policía española”. “Abuelos y abuelas, que votarían que Sí o que votarían que No, simpatizantes de partidos políticos diferentes, gente de todo los tipos acabaron en el hospital”.
“La violencia de la policía hacía años que no se veía en Cataluña. Ventanas rotas, puertas reventadas, gente apaleada”, “el gobierno español no ha aceptado los resultados y ha encarcelado o perseguido a los organizadores”. “Parte del Gobierno catalán ha acabado en el exilio”.
El adoctrinamiento precoz
A la manera de Benedict Anderson, se imagina la nación catalana vía expresiones como “nuestra casa”, “nuestro país”, nuestro “territorio” o “reconocimiento nacional”.
A la manera de Michael Billig se banaliza –es decir, normaliza- una identidad catalana vía expresiones o mitos como la “cultura de nuestro país”, “nuestras propias leyes y Constituciones”, Jaime I y las Cortes o el abecedario citado más arriba.
Una nación y una identidad catalanas opuesta a la nación e identidad españolas. De ahí, la “relación nunca del todo fluida entre castellanos y catalanes”, el “hacer frente a los castellanos” o el “tuvimos que defendernos”.
El corolario: “la libertad para Cataluña” y “la independencia y la emancipación nacional”. Todo ello profusamente ilustrado.
Un ejercicio de pedagogía nacionalista –las editoriales recomiendan estos libros para niños entre tres y cuatro años- con su guion, relato, programa, neolengua y pensamiento prêt à penser y prêt à porter.
Un método conductista de adoctrinamiento y encuadramiento. La manipulación precoz de la consciencia.