Barnices Valentine, en el pozo
Los balances de la empresa Barnices Valentine, dirigida por Joao Manuel Fialho Serrenho, continúan un año más sepultados por un alud de tinta roja. La firma lleva arrojando déficits continuos desde 2008, en una sucesión de ejercicios desfavorables en los que ha acumulado un quebranto total de 32 millones de euros.
El pasado ejercicio de 2012 la racha negativa se mantuvo invariable. Las pérdidas subieron de 7,4 a 7,8 millones, mientras las ventas se desplomaban de 43 a 33 millones. Este último epígrafe significa que Valentine está ingresando hoy un 40% menos que ocho años atrás.
La casa se resiente de la recesión general, que se refleja por la doble vía de un aumento de la morosidad y una drástica caída de la demanda.
Valentine fue fundada en 1946 por la familia catalana Basté, en cuyas manos siguió hasta 1995, cuando el control pasó a Corporaçao Industrial do Norte (CIN), de Oporto (Portugal). Hoy ocupa el tercer puesto en el escalafón de fabricantes de pinturas para decoración, tras Industrias Titán, perteneciente a Joaquín Folch-Rusiñol, y la multinacional Akzo.
Para los lusitanos, la experiencia en Valentine ha sido cualquier cosa menos una balsa de aceite, pues tuvieron que afrontar diversas reestructuraciones y cambios de gestores, algunos de los cuales han revelado una competencia discutible. Hace pocos años, Valentine trasladó la planta fabril, situada de antiguo en el casco urbano de Montcada i Reixac, a un polígono industrial en la misma localidad.
Cedieron los antiguos terrenos, con el consiguiente pelotazo urbanístico, a la inmobiliaria Reyal Urbis, que aterrizó en Montcada provista de planes para levantar medio millar de pisos. El trasiego proporcionó a Valentine unos ingresos de 75 millones de euros. A comienzos de septiembre, este diario informó de que CIN ha puesto Valentine a la venta.