Barcelona, el Mediterráneo como referencia internacional

 

Mucho se ha hablado y seguramente se hablará de Barcelona, de su modelo, de su imagen en el mundo, de su presente… pero sobre todo de su futuro. La ciudad ha impresionado al mundo por su creatividad y su capacidad de crecimiento, pero ahora no se puede actuar como si ya estuviera todo hecho y funcionara por sí solo, o como si el futuro estuviese predeterminado por los trabajos efectuados en el pasado. Al contrario, hay que continuar buscando nuevos caminos y nuevas vías de crecimiento. Rentabilizar la marca situando a Barcelona en la pole position internacional como centro económico regional.

Vivimos en un mundo globalizado repartido entre grandes aéreas geoeconómicas. La realidad muestra un aumento de la competencia internacional. Ignorarla sería muy peligroso.

La internacionalización de Barcelona y su entorno es un reto para todos y exige crear una red útil con impacto directo sobre el conjunto de las actividades económicas de la ciudad y su proyección exterior. Hay que resaltar su rol estratégico. Es una ciudad llamada a jugar, cada vez más, un papel “bisagra” entre el mercado global y el sistema nacional y regional para convertirse en la referencia del Mediterráneo, porque Barcelona, capital de Catalunya, un área con dimensión internacional y con un tejido empresarial dinámico y potente, dominado por pymes y empresas innovadoras, debe favorecer este objetivo

Barcelona acoge la sede de la secretaría permanente de la Unión por el Mediterráneo y ocupa una posición estratégica. Los 43 países que forman esta unión adquirieron el compromiso de establecer una asociación basada en el intercambio, el diálogo y la integración. Es un momento clave para su futuro como ciudad plataforma del mar de los tres continentes. Pero esta elección es un paso muy importante, pero no definitivo. Esta capitalidad o liderazgo se debe ganar día a día a través de diversas actuaciones. No olvidemos que otras ciudades vecinas llevan varios años trabajando para conseguir esta referencia y seguramente continuarán con los planes trazados y las actuaciones que les permitan ser un centro decisivo en el mediterráneo.

La mundialización obliga a tener una política global. Y sumar en una sola dirección: es preciso crear una oficina única de coordinación de instituciones públicas y privadas interesadas en la promoción de Barcelona como capital de referencia a nivel mundial. Igual de necesario resulta, en primer lugar, impulsar los proyectos que la consoliden, trabajar para acoger el mayor número de empresas y organizaciones internacionales o regionales.

Cabe apostar también por iniciativas internacionales en campos como la universidad, la innovación, la gastronomía, la salud, la biotecnología, el audiovisual, el medio ambiente y la actividad financiera, entre otras. En definitiva promover Barcelona, sus empresas, su sistema económico en su totalidad presentando las ventajas para atraer inversiones, talentos, sedes a través de políticas innovadoras mediante un sistema de alianzas con los centros de decisión.

La reputación de Barcelona y su modelo de colaboración con el sector privado, sea en la organización de grandes eventos o reuniones de alto nivel político, cultural o económico y en la creación de consorcios mixtos, es un espejo que otras ciudades miran. La iniciativa privada no ha estado lejos del diseño, la organización, o de asumir grandes retos para lograr los objetivos marcados, ejemplos como los Juegos Olímpicos, el Circuit de Catalunya, Fira de Barcelona, o el  FC Barcelona lo certifican.

Barcelona debe preparase para dar respuestas a los cambios que se avecinan, en una situación financiera compleja, el rol del sector privado adquiere una importancia tanto en la inversión y gestión de infraestructuras prioritarias como la apuesta por el corredor mediterráneo y la creación de redes y servicios logísticos de mayor eficiencia.

Transformar Barcelona en un gateway-hub representa una alternativa: un híbrido que reduce la tensión entre la integración global y capacidad de respuesta local. Las grandes empresas multinacionales pueden seleccionar a la ciudad como plataforma o como una base natural para cubrir o ampliar su expansión en mercados vecinos como centro de enlace para toda la región mediterránea.

Para ello, es necesario proporcionar a las instituciones multilaterales, regionales o empresas globales una infraestructura logística, y educativa desarrollada, entornos institucional y sin burocracia y de protección fiscal y equipados para servir como una base para las actividades de investigación y desarrollo, y producción.

Barcelona puede consolidar su capitalidad mediterránea, pero esto sólo es factible aunando voluntades, esfuerzos y recursos. Es necesario tomar la iniciativa y para ello se deben iniciar actuaciones que permitan que Barcelona sea esta referente internacional, porque todos saldrán ganando.