Bancos al acecho de la presa

El Banco de España se quiere desprender cuanto antes de las tres entidades estatizadas, Bankia, CatalunyaCaixa y Novagalicia Banco, presididas respectivamente por José Ignacio Goirigolzarri, José Carlos Pla y José María Castellano.

El traspaso de Bankia llevará más tiempo por su talla considerablemente mayor. Pero el destino de las otras dos es volver al ámbito privado sin más demoras. De hecho, según los planes del ministerio ya deberían haberse privatizado, pero el posible comprador –la banca–, empuña la sartén por el mango y marca los tiempos a su gusto.

CatalunyaCaixa tiene un problema adicional y es que, al margen del agujero latente todavía no aflorado, aún ha de acometer una drástica reducción de su plantilla. Los compradores quieren entrar cuando esa faena esté culminada. No es asunto menor: los ajustes laborales pendientes significarán el despido de 3.000 de los 7.000 empleados, como mínimo.

Para dorar la píldora, el Banco de España ha ofrecido a los posibles novios un esquema de protección de activos, es decir, un escudo frente a pérdidas futuras, que serán asumidas por el FROB, o sea, por los contribuyentes.

Esta es la única salida que se le presenta al organismo de supervisión ante el poder negociador de la banca. El viejo refrán “de enero a enero gana dinero el banquero” está más de actualidad que nunca.