Banca y pymes

La asociación europea de cámaras de comercio, Eurochambres, ha hecho pública recientemente la reclamación a la Comisión Europea de que impulse la creación de un mercado único de financiación que sea útil a las pymes y les permita acceder al capital. A pesar de las acciones del Banco Central Europeo para fomentar la circulación de dinero, ésta aún está estancada. Y los 20 millones de empresas que hay en Europa, el 98% de las cuales son pymes, continúan con obstáculos en los bancos, barreras para encontrar financiación en otros estados y una hiperregulación fiscal.

La comisión Acces to Finance de Eurochambres, presidida por el catalán Miquel Valls, pide a Bruselas que avance hacia el mercado único y que se dé orientación a los pequeños empresarios sobre las diferentes opciones de financiación en la eurozona. Y, finalmente, que se superen los obstáculos reglamentarios que existen en la financiación transfronteriza y que se establezcan regímenes fiscales favorables a la inversión.

El panorama del crédito a las pymes es especialmente dramático en nuestro país. Comparando el periodo 2007-2008 y el 2011-2012, EEUU, Holanda, Francia e Italia disminuían el acceso al crédito en un 25 o un 30%. En Portugal y Gran Bretaña la rebaja era del 50%. A la cola, como siempre, aparece España junto con Grecia e Irlanda, donde la reducción llegaba al 66%. Sólo en Asia encontramos casos de expansión como China e Indonesia.

Y todo esto ocurre de manera paralela a los escándalos de las tarjetas negras de Caja Madrid, a la compensación de los 1.350 millones a ACS por el proyecto Castor o a los 4.000 millones que ha costado rescatar varías autopistas fallidas.

O sea que, siento repetirlo, vivimos en un Estado confabulado con una banca que no garantiza la supervivencia a las pymes productivas y generadoras de ocupación, mientras dilapida dinero de todos los contribuyentes en apalancar la economía financiera y especulativa que no genera empleo, sólo burbujas.

La prueba de ello la encontramos en el Banco de España, el organismo que se ha demostrado tan inútil para evitar los problemas, insiste por boca de su presidente, Juan María Linde, en una comparecencia en el Senado hace tres días en que se necesitan más ajustes en las comunidades autónomas, las que mantienen el Estado del bienestar (sanidad, escuelas, servicios sociales). En cambio, no hizo ninguna recomendación al Estado central que continúa dilapidando dinero en infraestructuras inútiles y en instituciones destinadas al prestigio y a la galería. Sus declaraciones demuestran que está al servicio de la casta.

Como siempre llueve sobre mojado en las pymes, es noticia de la semana la constitución de la nueva y centralista Cámara de Comercio de España que sustituye al modelo confederal del Consejo Superior de Cámaras. Obviamente, con la cúpula copada por las grandes empresas del Íbex. Un desastre detrás otro.

En todo caso, si ante tanto anacronismo quieren desfogarse, lean el libro que acaba de publicar Francesc Sanuy, primer consejero de Turisme de la Generalitat: La banca siempre gana (RBA). En su presentación Sanuy, que no tiene pelos en la lengua, dijo: «La clase media está destrozada y la trabajadora es la gran víctima de la crisis» y vaticinó un estado de insurrección popular si no se cambia pronto el modelo. El autor repasa los temas de las participaciones preferentes, el escándalo de las cláusulas suelo, las retribuciones desorbitadas de las cúpulas o los rescates públicos que han recibido algunas entidades, entre otros. Sentencia que nos encontramos en un régimen cleptocrático en el que «ganan los que roban».

Macedonia

  • Rajoy, forzando al fiscal para que actúe saltándose la diagnosis de la Fiscalía en Cataluña, presentando la querella contra Mas, Ortega y Rigau está ayudando a hacer que Unió traspase la frontera del federalismo y que el President tenga la campaña por las autonómicas hecha.
  • Cuanto más hablan los dirigentes de Podemos, más nos recuerdan a los que tenemos cierta edad a aquel PSOE de los «descamisados» que parecía tan fresco pero que simplemente vendía el cambio para convertirse en una pura alternancia en el seno de un Estado cuya estructura y fundamentos son los principales fabricantes de la casta que tanto denuncia Pablo Iglesias.