Aventuras ecológicas

Es una grave imprudencia que una ministra afirme que al diésel "le quedan los días contados"

El Protocolo de Montreal de 1989 ha conseguido la recuperación de la necesaria capa de ozono mediante la disminución de la producción y consumo de clorofluorocarbonos. El Tratado de Kioto de 1997 ha logrado reducciones sustanciales en emisiones de gases de efecto invernadero.

El Acuerdo de París de 2015 por primera vez obtuvo compromisos vinculantes de EEUU y las mayores economías emergentes (China, India) en relación con sus emisiones. La Unión Europea fijó en octubre de 2014 objetivos para el 2030: reducción de las emisiones de gases invernadero de un 40% (respecto a los niveles de 1990), que las renovables generen un 27% de la energía y un aumento del 27% de la eficiencia energética.

La patronal de fabricación de automóviles en España asegura que la tecnología actual de diésel reduce las emisiones contaminantes

Pero al abandonar el presidente Trump el Acuerdo de París, la UE no debe seguir amenazando la competitividad de sus economías con esfuerzos a los que no se suman las demás potencias emergentes. En 1992, la UE fijó unos estándares para que los motores diésel contaminen menos.

Según la patronal de fabricación de automóviles en España (ANFAC), los vehículos diésel emiten en la actualidad cien veces menos partículas por la mejora de su tecnología. ANFAC incluso asegura que la tecnología actual de los diésel contribuye al esfuerzo de disminución de emisiones.

Por su parte, el gobierno socialista decidió un impuesto sobre el combustible diésel de 9,5 céntimos por litro, al que a principios de 2019 se añadirá hasta 4,8 céntimos por litro a nivel autonómico según si la comunidad autónoma ya lo aplica o no.

España no se puede permitir liderar la transición a un modelo económico más ecológico

Según los datos de ANFAC, 40.000 empleos en España dependen de la fabricación de 1,2 millones de vehículos diésel en diecisiete fábricas. El impuesto sobre el diésel afecta a diecisiete millones de conductores en España.

Es una gran irresponsabilidad que una ministra del gobierno afirme que el diésel tiene los días contados. Países con hidrocarburos o mucho más ricos (Noruega, otros escandinavos) quizás se pueden permitir liderar la transición a un modelo económico más ecológico.

Pero incluso en Alemania, las empresas y particulares están pagando un alto precio por la decisión de abandonar la energía nuclear y subvencionar unas renovables, cuya tecnología no está suficientemente avanzada a nivel de almacenamiento para remplazar en un futuro próximo a los hidrocarburos y la nuclear.

Teresa Ribera, ministra de Energía y Medio Ambiente

una gran irresponsabilidad

Es una grave imprudencia que una ministra del gobieno afime que al diésel le quedan los días contados, pues España aún no se puede permitir liderar la transición energética hacia un modelo más ecológico

En cualquier caso, una España cuyo crecimiento se ralentiza y que registró un aumento del desempleo de 47.047 personas en agosto no se puede permitir ministerios y políticas de liderazgo mundial en materia ecológica.

La UE en 2016 tuvo que importar el 53% de la energía que consumió, y dicha tasa ascenderá si la población europea no abandona su oposición a las centrales nucleares y el gas de esquisto. Putin continúa dividiendo y dominando a Europa en materia energética con el segundo gaseoducto Nord Stream de Rusia a Alemania, que como el primero deja al margen a Polonia y las repúblicas bálticas.

Hay que explicarle a la opinión pública que la energía nuclear es la más segura y la más barata

La oposición a la energía nuclear es especialmente absurda en España y Europa porque desde los años cincuenta la tecnología nuclear civil occidental solamente es responsable de un accidente catastrófico, en Fukushima en 2011.

Pero en Europa no existen fallas geológicas de la magnitud de Japón ni posibilidad de tsunamis. Los políticos creen que toda la población rechaza centrales nucleares, de ciclo combinado y gaseoductos cerca de su lugar de residencia, pero todo el mundo desea disponibilidad de energía barata. La población tiene sentido común, y esperemos se oponga a fantasías ecológicas.

El papel de Estados Unidos en materia energética 

Mientras en Europa perdemos competitividad, los Estados Unidos se han convertido en el primer productor de petróleo y de gas natural del mundo. En 2008, EEUU tuvo que gastar 500.000 millones de dólares en importaciones de hidrocarburos y la mitad de su déficit comercial era atribuible a sus importaciones de energía.

Gracias a la revolución del gas y petróleo de esquisto, en los primeros diez meses de 2017 su factura de importación de hidrocarburos solamente fue de 53.000 millones de dólares. La importación de energía en 2016 supuso solamente un 10% de su déficit comercial.

Los Estados Unidos continuarán acrecentando su producción de petróleo y gas natural, y en 2017 se convirtieron en un exportador neto de gas natural. Con las nuevas tecnologías remotas de exploración y extracción, la producción de gas y petróleo de esquisto no están reñidas, en zonas poco pobladas, con la protección medioambiental.

Los argumentos catastrofistas de los contrarios al fracking, en el sentido de su posible generación de terremotos, no se han cumplido. España es el país de la UE que cuenta con más plantas (6) de regasificación de gas natural licuado (GNL).

Deberíamos fomentar la importación de GNL de EEUU y mantener nuestras centrales nucleares durante las décadas que se necesitarán para que las renovables puedan suministrar toda la energía que la población demanda.

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