Auto engaños
No soy aficionado al toreo para nada, porque me parece un evento salvaje y atrasado, pero lo poco que sé del mundo de la tauromaquia es que un «engaño» es la muleta que usan los toreros para «entretener» a los toros y lidiarlos. En tiempo de elecciones, el afán por «engañar» al contrario a menudo se traduce en auto engaños.
La reacción de algunos medios de comunicación de Madrid ante la multitudinaria manifestación soberanista del 11S es uno de esos «engaños». Los unionistas quieren discutir cuánta gente acudió a la Meridiana de Barcelona sin darse cuenta de que, visto desde el aire, el cromatismo del gentío que llenó la gran avenida hace inútil su esfuerzo para minimizar lo que allí ocurrió.
Con las encuestas pasa algo parecido. Mi amigo Jaime Miquel, que es uno de los más reputados analistas electorales, acaba de hacer público un detallado análisis de la encuesta recién difundida por el CIS. Lo que demuestra Miquel es que en la «cocina» del CIS se desprecian variables esenciales que invalidan el resultado.
Lo que le asusta al gobierno del PP no es que Junts pel Sí gane las elecciones del 27S, lo que todo el mundo prevé, sino que los soberanistas de Mas y Junqueras, junto a los de la CUP, consigan la holgada mayoría que anhelan. Miquel es taxativo: «Según las tablas demoscópicas hechas públicas junto a las estimaciones de la encuesta del CIS sobre las elecciones autonómicas del 27S, los partidarios de la independencia de Catalunya van a obtener entre 4,2 y 4,7 puntos más de lo que vaticina ese estudio oficial: en vez de quedarse en el 44% de los votos válidos, algo que ha servido de titular a todos los grandes medios de comunicación, Junts pel Sí y la CUP sumarían al menos un 48,2% —y probablemente alcanzasen casi un 49%—, si esos mismos datos básicos hubieran sido analizados e interpretados por especialistas neutrales.»
Ya veo la cara que pondrán los unionistas recalcitrantes y lo que argüirán como excusa: «El CIS es tan poco neutral como lo es el CEO«. Ni idea. Lo único que sé es que auto engañarse es estúpido. Entre las muchas estupideces que por lo que se ve han cometido los «cocineros» del CIS, es adjudicarle al Partido Popular cuatro o cinco escaños más que a la CUP, pese a que la intención de voto directa del PP es de sólo un 3,9% y la de la CUP es del 5,6%. La intención es doble: rebajar las expectativas de voto de la CUP y maquillar que el PP es, como dice Miquel, un partido «muerto» en Cataluña, que va siendo sustituido, además, por C’s.
Cuando alguien se auto engaña demuestra que le tiene miedo a la realidad. Todos los partidos lo hacen y al final se demuestra que se equivocan. Ni la multitud que llenó la Meridiana de Barcelona asegura a Junts pel Sí una mayoría absoluta directa, ni la «cocina» del CIS puede ocultar el cambio que se está produciendo en Cataluña. El PP ya no sirve para parar lo inevitable y C’s se queda en 19 diputados a costa, precisamente, del PP.
El «engaño», esa muleta con la que se quiere lidiar el toro soberanista, no va a evitar la cornada. Cuando alguien se auto engaña es porque no sabe cómo abordar lo inmediato, que inevitablemente se avecina.