Aún estamos aquí
Lo que incomoda a los extremos, interesados en mantener escenarios de ruptura, es que se apueste por soluciones gradualistas
Una serie de votantes del llamado catalanismo moderado me hicieron comprender que siguen siendo determinantes a la hora de contabilizar los resultados de las elecciones, a pesar de que la clase política no sepa cómo aglutinar su voto.
La cuestión implícita que expresaban para argumentar tal afirmación es que tienen la influencia necesaria y suficiente para determinar el voto entre sus círculos familiares y sus amistades. Saben que, sin ellos, el cambio se puede anunciar pero no acabará de ser posible en Cataluña.
Los partidos de la denominada derecha patriótica y el independentismo político han jugado a invisibilizar a una parte de la sociedad
La capacidad que tenga Pedro Sánchez de dirigirse a estos votantes es clave, no sólo para ganar las elecciones del 28 de abril en Cataluña y conseguir hacer gobierno en España, sino también para pasar de la etapa basada en restablecer el diálogo a la etapa orientada a conseguir los acuerdos en la próxima legislatura catalana.
En nuestra infancia, todos nos hemos visto expuestos alguna vez al cruel juego de los adultos en el que hacían ver que no nos veían, que nos habíamos vuelto invisibles.
Los partidos de la denominada derecha patriótica y el independentismo político han jugado a invisiblizar, no a la parte de la sociedad que le es abiertamente contraria, sino a aquella que intenta construir pistas de aterrizaje, nuevos puentes para el entendimiento y estudiar posibles vías para ayudar a solucionar el conflicto.
El catalanismo moderado irrita a los dos bloques porque ha sido capaz de ver que ambos están conectados por un hilo: uno no podría vivir sin el otro
Lo que incomoda a los extremos, interesados en mantener escenarios de ruptura, es que se apueste por soluciones gradualistas. Al convertirlos en invisibles, no sólo se pretende jugar con ellos, sino arrastrarlos a su causa.
Sin embargo, bajo la táctica de no querer verlos, de proyectar dudas sobre sus intenciones y de intentar silenciarlos, aflora otra cuestión más nuclear: empiezan a ser conscientes que se’ls ha vist el llautó -expresión catalana utilizada para designar que alguien que pretende engañar ha sido descubierto-.
El catalanismo moderado irrita a los dos bloques porque ha sido capaz de ver que ambos están conectados por un hilo que permite establecer que el uno sin el otro no podría sobrevivir.
El catalanismo moderado
Las elecciones del 28 nos van a permitir visualizar electoralmente al catalanismo moderado. Los catalanistas que me interpelaban con la expresión aún estamos aquí quieren mostrar que están dispuestos a actuar en pro de una solución donde quede garantizado el debate para poner fin al bloqueo.
Es un catalanismo contrario a estigmatizar tanto a independentistas como a constitucionalistas. Es un catalanismo que se posiciona en favor de llegar a acuerdos entre las partes.
Aquel que identifique mejor el potencial político del catalanismo moderador y moderado para alcanzar una solución en Cataluña, se encontrará con muchos electores catalanistas, moderados y dispuestos a dar su voto, su tiempo e, incluso, su innegable capacidad de influencia.