Así se exprime Aena

Ahorcarse en pareja es complicado y casi nunca eficaz. Quizá por ello Mariano Rajoy decidió, poco después del arranque de la legislatura, contratar unas gafas oscuras de media llanta. Tras ellas, pertrechado en un traje de tres piezas, habita Álvaro Nadal. Su misión es lograr que Luis de Guindos y Cristóbal Montoro se asfixien (políticamente hablando) en solitario. También saca de quicio a Ana Pastor.

Las aventajadas lentes y su acompañante deambulan tras los muros monclovitas. Y en la reclusión, acumulan poder. Entre sus últimas fechorías se cuenta el diseño de la salida a bolsa de Aena, que hoy debuta. Ayer decidió, por qué el asunto lo lleva Nadal y no la ministra Pastor, que los minoristas tendrán que conformarse con las migajas y que los aeropuertos españoles serán carne de cañón para los fondos internacionales.

El segundo mayor accionista de Aena después del Estado será un fondo británico, que sabe tanto de aviación como Nadal, el tenista, de buques petroleros

La operación ha sido de relojería. Para exprimirla, decidió valorar Aena en el máximo que los asesores recomendaron (58 euros por acción). Los nuevos precios –la OPV original se planteó con un tope de 53,33— restan recorrido para que la acción dé alguna alegría a sus propietarios. Así que los March, unos señores que entienden un poco de bolsa, se apearon. Ferrovial, que algo sabe de aeropuertos, también se marchó.

El núcleo duro de accionistas que Pastor había cortejado en octubre para dar estabilidad a empresa y negocio se disolvió el viernes. La huída era la excusa perfecta para que los fondos internacionales tomaran ese espacio disponible. Tras la espantada, que buscaba Nadal, de los socios sólidos tiene toda la lógica del mundo que el Gobierno pida la mayor cantidad posible de dinero y aparte a los ahorradores (por si acaso).

Efecto: el segundo mayor accionista después del Estado será un fondo británico, TCI, que sabe tanto de aviación como Nadal, el tenista, de buques petroleros. Y tendrá consejeros. Los trabajadores controlarán el 0,2%. La estabilidad y el futuro de Aena ya no serán problema del gurú. Ni de sus gafas, carentes de cintura política y que procesan un respeto más bien escaso hacia el patrimonio y el servicio público. Rajoy sólo verá que ha hecho una pasta y mañana, ya llegará Podemos.

Nadal es destructivo por formación, convicción y currículum. En la última entrevista que ha concedido, olvidaron preguntarle por su ex jefe, Rodrigo Rato, y por las políticas ultra liberales que definieron al FMI bajo su manto. Aquella velada de supuesto despelote televisivo fue en realidad un masaje en prime time cortesía del Canal 24 Horas. A todos nos gusta un spa, incluso a los empollones gemelos Nadal.

Alberto cultiva una barba digna de mozo bellaco y como buen pícaro, rompió el sector energético. España, gracias a él, tiene el recibo de la luz más caro de Europa; pero «¡¡he acabado con el déficit!!», gritó eufórico en los pasillos del misterio ante unos diez periodistas. Igual que su hermano, por algo son idénticos, sólo piensa en los grandes bolsillos. Al menos, visto el PP, no se distraen más de la cuenta en los suyos (que se sepa).