Asesinato en el comité federal

De forma muy consciente y deliberada he optado por escribir este artículo sin conocer todavía los resultados de las elecciones en el País Vasco y en Galicia. Sean cuales sean estos resultados, mucho me temo que el próximo comité federal del PSOE escenificará una nueva batalla de la guerra interna que sufre este partido.

De ahí que de algún modo retome ahora el título de la novela de mi añorado amigo Manuel Vázquez Montalbán «Asesinato en el Comité Central». Me consta que un amigo común le envió un ejemplar de este libro a Pedro Sánchez, a la manera de irónica advertencia amistosa sobre lo que le esperaba si persistía en su firme actitud de oponerse una y mil veces a facilitar la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno.

Atribuir a Pedro Sánchez la responsabilidad única o principal de los malos resultados del PSOE en las últimas convocatorias electorales es un despropósito. Entre otras razones porque el mapa político español actual es muy distinto al de 2001, fundamentalmente por la irrupción de dos nuevas formaciones, Podemos y Ciudadanos, pero también por el factor condicionante que sin duda tiene el independentismo catalán en la política española.

Sorprende también que algunos barones del PSOE se escandalicen ante un posible acuerdo de investidura con Podemos cuando ellos mismos gobiernan en sus comunidades gracias a los votos de la formación morada.

Me extraña asimismo que nieguen a Pedro Sánchez toda opción a intentar ser presidente del Gobierno de España porque el PSOE cuenta solo con 85 escaños sobre un total de 350, sin tener en cuenta, por ejemplo,  ue Javier Lambán preside Aragón con solo 18 de 67 votos, que Javier Fernández preside Asturias con solo 14 de 45 votos, o que Ximo Puig preside la Generalitat valenciana únicamente con 23 de 99 votos. ¿Lo que es válido y legítimo para ellos no lo es para Pedro Sánchez? ¿Por qué?

La por ahora afortunadamente aún incruenta guerra intestina del PSOE puede tener consecuencias desgraciadamente catastróficas no solo para este histórico partido sino para el conjunto de España. De un modo muy especial, para todos los sectores que, voten o no PSOE, sean o no ideológicamente de izquierdas, participan de una visión claramente progresista y regeneradora.

Convendría que los barones y baronesas socialistas escuchasen con atención el clamor muy mayoritario de las bases de su partido y no solo de los votantes del PSOE sino también el de todas las otras formaciones con representación parlamentaria que siguen y seguirán apostando por el «no es no», como ha hecho y hará Pedro Sánchez.

Si finalmente desatienden este clamor y, obedeciendo el dictado de los más influyentes poderes fácticos financieros y mediáticos, optan por escenificar este indeseable «asesinato en el Comité Federal», no solo serán los grandes responsables de la continuidad de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno de España –y por consiguiente, de sus políticas regresivas y de sus prácticas corruptas- sino que habrán contribuido a la voladura descontrolada del PSOE.