Artur Mas y el liderazgo de Puigdemont

El ex presidente catalán Artur Mas tiene un problema. Quiere estar, pero ya no está. En la Diada, el pasado domingo, el presidente Carles Puigdemont se reunió con los corresponsales extranjeros. Su sorpresa llegó cuando el ex presidente Mas había organizado lo mismo, en una confusión de papeles que para el presidente del Partit Democràta Català no es tan extraña. A su juicio, sigue siendo el dirigente del movimiento soberanista. Pero Mas reunió a los corresponsales en el Palau Robert, más tarde que Puigdemont, y dejando claro que no era su día, que correspondía a Puigdemont.

En los próximos meses, Puigdemont deberá sopesar si quiere ser el candidato del partido a la Generalitat, teniendo en cuenta que será muy difícil que la ex Convergència pueda reeditar el acuerdo con Esquerra Republicana, en la candidatura de Junts pel Sí. Aunque ha dejado claro que no quiere presentarse, la coyuntura política lo dirá, y el propio partido, si ve que no tiene otro candidato con mejor proyección.

Artur Mas alberga la posibilidad de volver, y por eso no quiere perder ningún contacto ni ninguna oportunidad, pero eso es ya muy complicado. Dependerá también de lo que ocurra con su causa judicial.

El Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC) ha dejado a Mas a un paso del banquillo, al desestimar los recursos de los abogados defensores. El ex presidente y las dos ex conselleras, Irene Rigau y Joana Ortega, serán juzgados por los presuntos delitos de prevaricación y desobediencia, por los que les imputó el juez instructor. No serán juzgados, finalmente, por malversación, por lo que no tendrán, en ningún caso, penas de cárcel. Pero sí podrían ser inhabilitados o multados.

Si Mas es inhabilitado, no podría ser el candidato a la Generalitat. Pero en caso contrario, tendría el camino libre y el apoyo de la militancia, que lo recibiría como un héroe.

El caso es que todo eso es un futurible. Y lo que ocurre ahora es que Mas está repitiendo un esquema –con todas las salvedades– que recuerda al de José María Aznar con Mariano Rajoy. Si Aznar consideraba que Rajoy se equivocaba, aparecía Aznar para apuntalar al PP.

Hasta ahora las diferencias de Mas con Puigdemont no son acentuadas. Pero hay matices. Puigdemont, que oficialmente asegura que no convocará ningún referéndum que no sea acordado, con todas las garantías, desliza algunos excesos verbales en algunos círculos, y podría tener la tentación de convocarlo. Mas le ha recordado que ya hubo un 9N, precisamente el que le ha costado la causa judicial. También se pronunció Mas al evocar que en calidad de presidente de la Generalitat no participó en las manifestaciones de la Diada, al contrario que Puigdemont, que no lo dudó.

Y luego está la cuestión del partido. Mas es el presidente del Partit Democràta Català, y, aunque no tenga tareas ejecutivas, sigue teniendo un ascendente alto en una ejecutiva que no tiene apenas experiencia, con Marta Pascal y David Bonvehí. Puigdemont no quiere, por ahora, saber gran cosa de los asuntos de partido.

En gran medida, todo dependerá de esa decisión judicial, aunque en los partidos políticos cuando uno se va, se va.