Arrimadas le regala un bonus a Casado

La jugada de Sánchez con Cs en Murcia ofrece una débil salvación a Arrimadas y una oportunidad a Casado, aunque también puede salir tocado de muerte

Tras las elecciones catalanas, Pedro Sánchez, nuestro Frank Underwood, el político más audaz, intuitivo y sin principios que ha dado la política española en mucho tiempo, olió la sangre en el PP: hundido en Cataluña por detrás de Vox y Cs, con un electorado desmotivado en toda España, problemas internos en Andalucía y Valencia, el frente judicial con Barcenas on fire y problemas financieros que le obligan a abandonar su sede de Génova 13.

En este estado de cosas, Underwood Sánchez decidió que era el momento de encumbrar definitivamente a Vox y mandar al PP a la irrelevancia. Para conseguirlo nada mejor que quitarle el poder allí donde aún lo conserva precariamente con el apoyo imprescindible del cubo de Rubik que supone sumar a Cs dentro de los Gobiernos y a Vox como apoyo parlamentario.

Las mociones de censura con efecto dominio eran una nueva operación intrépida de Sánchez, un hombre con suerte que vio premiada su apuesta al límite en las primarias de su partido, la moción de censura contra Rajoy o la repetición electoral del ’19.

Las razones de Arrimadas para dejarse abducir por Sánchez y pasar al reverso tenebroso no son tan obvias como la forma de proceder de un Sánchez que empieza a ser previsible en su apuesta de siempre al doble o nada. Arrimadas no gana nada y pierde seguro. Si la moción de censura en Murcia o la que se hubiera podido presentar en Madrid hubieran triunfado sin más Arrimadas hubiera seguido en el Gobierno regional solo que cambiando de socio, del PP al PSOE, que no es un cambio menor.

La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas con varios miembros de su partido en la campaña de las catalanas / EFE

El votante de Cs en 16 comunidades autónomas de España (todas menos Cataluña) procede masivamente del PP y cambiaron del azul al naranja cansados de un partido que estaba pringado por la corrupción y que con Rajoy se había vuelto administrativista y había renunciado al combate ideológico y de principios frente a la izquierda.

Rivera, obcecado en desbancar a Casado –quedó a poco más de 200.000 votos de conseguirlo en abril del ’19–, no entendió que su electorado, el del PP e incluso el de Vox, hubiera premiado un pacto con Sánchez para frenar el acceso al poder de Podemos y ahora Arrimadas no ha comprendido que sus votantes no votaron a Cs en las autonómicas del ’19 para aupar al PSOE a ninguna presidencia sino para condicionar al PP y renovar el espacio moderado y de centro-derecha.

La entrega de Arrimadas a Sánchez podrá darle alguna cuota de poder a corto plazo, un trato amable en los medios públicos afines al poder y en los privados que apuestan sobre seguro, le permitirá pisar moqueta en patronales, sindicatos y lobbys mientras mantenga esa influencia pero es el descabello electoral de su partido. Simple y llanamente el fin.

En Murcia Capital, para que Cs siga en el poder municipal es preciso contar con Podemos y en la Comunidad de Madrid, en el caso hipotético que las primeras encuestas desmienten, obtenga un solo diputado, para desbancar a Ayuso deberá sumar su voto a Errejón y Iglesias además de a los del PSOE.

Ayuso, enemiga pública número uno

La izquierda ha señalado a Ayuso como se enemiga pública número uno, la campaña contra ella será brutal: el confinamiento en el apartamento de Sarasola y quien pago la factura, la presunta privatización de servicios públicos, la relación con Esperanza Aguirre, el vinculo con Cifuentes, todo valdrá contra Ayuso.

Las elecciones del 4 de mayo serán un referéndum contra Ayuso, primero intentarán que no haya elecciones con el filibusterismo de la moción de censura y luego se lanzarán a por su presa con toda la artillería. En medio de esa tromba contra Ayuso, Cs o bien no pinta nada o bien se va abocada a ser parte de esa campaña contra la presidenta madrileña. Lo primero es una mala noticia para Cs, lo segundo peor.

Cs convertida en una nueva marioneta en la colección de Sánchez, junto a Podemos, ERC, Bildu, Revilla, Teruel Existe, Errejón, Compromís. Un triste final para un partido que estuvo a punto de desbancar al PP hace menos de dos años y que rompió la hegemonía independentista en Cataluña.

La oportunidad inesperada de Casado

El movimiento de Arrimadas ofrece a Casado una oportunidad inesperada. El líder del PP sufría ataques en todos los frentes y ahora no tiene nada ganado pero sí una oportunidad.

Si en Murcia algún diputado de Cs escucha el llamamiento del PP de abrirles sus puertas en toda España y la moción fracasa la primera mina estará desactivada, si el 4 de mayo Ayuso  –de la que no podemos olvidar que perdió contra el PSOE en mayo del ’19 y casi se ve superada por Cs– vence y puede formar gobierno con Vox, Casado ganará tiempo para reorganizar su partido.

Si pierde Murcia y Madrid Arrimadas habrá entregado a Sánchez la cabeza de Casado en una bandeja de plata y habrá despejado el camino a Vox, ni Pablo Iglesias hubiera soñado conseguir tanto.  

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