Apuesta por la PYME = crecimiento

Decenas de miles de pequeñas y medianas empresas (PYME) quebraron debido a la crisis económica mundial y los acontecimientos en ambas orillas del Mediterráneo.

Los empresarios tienen dificultades para acceder a financiación en condiciones razonables para sus operativas o expansión. Sólo una de cada cinco PYME de la región tiene una línea de crédito de un banco. Representa el 8% del total de préstamos en la zona. Sin embargo, estas empresas en el Mediterráneo son una parte inseparable y fundamental de la economía regional.

Los países mediterráneos deben impulsar la diversificación de sus economías con el objetivo de generar empleo sostenible, especialmente entre los jóvenes (media del 45% de paro). En este contexto, el desarrollo del espíritu empresarial tiene que ser una estrategia esencial. Los gobiernos tienen que ofrecer una plataforma acogedora a la iniciativa emprendedora.

De esas decenas de miles de empresarios que perdieron sus negocios no se sabe cuántos emprenderán nuevas aventuras. No hay cifras fiables pero probablemente no serán muchos. Por la sencilla razón de que no sólo perdieron su inversión, sino también, probablemente, sus ahorros y la capacidad para acceder a otros créditos.

Numerosos informes publicados durante los últimos 15 años instan a los gobiernos a examinar su fracaso colectivo en el apoyo de las PYME para impulsar el crecimiento y, sobre todo, la generación de puestos de trabajo.

Todas las administraciones locales, nacionales e internacionales reconocen la importancia de las pequeñas compañías y su impacto para crear riqueza, trabajo y diversificación. Se debe tener en cuenta que éstas y las empresas informales representan el 90% del tejido empresarial, el 60% del PIB y el 70% del empleo. Sin embargo, el reconocimiento no ha dado lugar a soluciones efectivas para los problemas que sufren. Las medidas gubernamentales y los programas de financiación son insuficientes.

A pesar de la maraña de obstáculos, algunas PYME y jóvenes emprendedores han prosperado. La dureza y resistencia de los empresarios de la región les permite superar prácticamente todos los obstáculos. Ellos merecen todo el apoyo que pueden obtener, sobre todo de los bancos, inversores de capital riesgo, firmas de capital privado y administraciones.

Así que es necesario y urgente implantar medidas dirigidas a consolidar y sostener el desarrollo de la PYME y enfrentarse a los retos que en la actualidad tienen planteados. Son un factor clave y de impacto. Son las que generan más empleo. A modo de ejemplo: se calcula que con cada millón de euros invertido desde una PYME se crean 14,7 puestos de trabajo, frente a los 3,1 que se generan si la inversión es de una gran empresa.

A menudo, las PYME quedan al margen de los grandes circuitos, a pesar de su contribución efectiva a la movilización de los ahorros, a la modernización de las economías y al aumento de la competitividad. Así como al desarrollo de los intercambios internacionales. Este notorio rol nos permite incidir en que para recuperarse de la crisis financiera, se necesita estimular al sector privado, especialmente, a los pequeños negocios.

En el Mediterráneo el espíritu empresarial y creativo tiene raíces. Los gobiernos están obligados a proporcionar un marco transparente y eficaz para alcanzar la primavera económica, en vista del potencial material y humano de que se dispone. Esa suma debe convertirse en un elemento de competitividad y una ventaja comparativa en relación a otros mercados.

Apostar por las PYME y los emprendedores se traduce, desde la óptica de los organismos políticos y financieros nacionales y multilaterales, en dedicar una atención particular en los próximos años a estas empresas con el fin de mejorar sus condiciones de sostenibilidad y de garantizar su plena participación en el proceso de desarrollo y crecimiento.