Applus no tiene crisis, o no debería tenerla
Admito que lo que les voy a contar puede que no tenga más valor que el de una pura anécdota personal. O tal vez no. Me ha ocurrido hoy mismo al ir a pasar la ITV de mi viejo coche. Al pasar por caja, la amable señorita que me atiende me pide la documentación y los 38 y pico de euros que me cuesta este año. Casualmente la documentación que tengo que entregarle está junto a la factura del año pasado, me fijo y veo que entonces me costó 34 euros y algunos céntimos. La subida ha sido, pues… ¡de un 10%!
No suelo ser un protestón, aunque debería, pero no puede evitar una educada queja: “Oiga, han subido ustedes un 10% en plena crisis y la inflación negativa”. Me esboza una media sonrisa y coge mi tarjeta para proceder al cobro. No sé si tiene miedo de que le monte un número. La tranquilizo: “ Ya sé que usted no tiene nada que ver; perdone, pero es que me llama mucho la atención”.
Me parece un escándalo. Applus disfruta de un absoluto monopolio y sus clientes están obligados a pasar sus inspecciones. ¿Es lógico un aumento así en estos momentos, sin que venga justificado por una mejora sustancial de su servicio? La revisión ha durado apenas 10 minutos, no he apreciado en los aparatos ninguna inversión espectacular en tecnología y el garaje donde he pasado la inspección no parecía ningún lujo asiático.
En régimen de monopolio y con unas administraciones tan comprensivas, quién dice que hay crisis. Yo, cuando sea mayor, quiero tener un negocio así.