Algunas cuestiones sobre el pasaporte Covid planteadas por los ciudadanos
Vivimos una escalada en la limitación de derechos individuales apelando al interés general y a la salud pública cuando en ningún país el pasaporte Covid ha resuelto el problema de los contagios
¿Si me piden en un bar el pasaporte Covid, puedo exigir ver el pasaporte Covid del camarero que me atiende? ¿Si dentro de unos meses es obligatorio ponerse la tercera dosis, servirá el actual pasaporte Covid? ¿Todos los parlamentarios y jueces catalanes disponen de pasaporte Covid y se les exige mostrarlo para acceder a sus trabajos para dar ejemplo? ¿Y si alguno de ellos no tuvieran pasaporte Covid, no debería dimitir?
¿Si voy a un restaurante con un niño de doce años, podrá comer con nosotros sin enseñar ninguna prueba que indique que no es portador del virus? ¿Cómo podrán verificar en los restaurantes y gimnasios que los pasaportes Covid presentados por los clientes no están falsificados? ¿Si se encuentra algún pasaporte falsificado, debe ser notificado a la policía? ¿Quedará como obligatorio tener el pasaporte Covid una vez remita la cuarta ola de contagios? ¿Si al final esta medida se comprueba que no ha servido para detener la cuarta ola, se seguirá aplicando?
Estas son algunas de las dudas que asaltan a los ciudadanos y que demuestran que el pasaporte Covid genera una serie de problemáticas a las que el gobierno debería responder. Estas dudas se plantean cuando se advierte que, al final, el pasaporte Covid se convertirá en una exigencia para entrar en todos los establecimientos e instituciones de Cataluña. Cataluña se convertirá, de esta forma, en una espacio libre de gente que no tenga el pasaporte aunque dicho pasaporte no garantice que aquel que lo lleve no tenga la enfermedad y la transmita.
Este hecho evidencia una escalada en la limitación de derechos individuales apelando al interés general y a la salud pública cuando en ningún país, ni siquiera en Israel, el pasaporte Covid ha resuelto el problema de los contagios. El pasaporte Covid se otorga a aquellos que tienen dos dosis de la vacuna, pero parece ser que dentro de poco tampoco servirá, pues será necesaria una tercera dosis.
La cuestión que subyace en toda la problemática de la obligatoriedad de enseñar y verificar el pasaporte Covid es la incapacidad de la los estamentos sanitarios para establecer una estrategia para que la lucha contra la Covid se realice sin restringir los derechos individuales. La importancia de vacunarse para evitar el contagio de la Covid o, como mínimo, para disminuir sus efectos es razonable, pero imponer una suerte de reeducación que lleve a los que no se han vacunado a que tenga que al ser imprescindible disponer del pasaporte Covid para moverse es un error.