Trump y el acero como baza electoral

Donal Trump juega la baza de las clases medias trabajadoras para no perder su liderazgo, pero pone en riesgo la relación con sus aliados comerciales

Durante la Segunda Guerra Mundial, Pittsburgh producía más acero que Alemania, Italia y Japón conjuntamente. Aunque la segunda ciudad del estado de Pennsylvania ha resurgido económicamente mediante sus universidades, sector biomédico (Bayer), empresas tecnológicas, turismo y bancos, muchas zonas del Medio Oeste no han logrado superar la pérdida de tejido industrial. Desde 2000 se han destruído 75.000 empleos en el sector del acero en EEUU.

El presidente Trump necesita seguir demostrando al establishment del Partido Republicano que cuenta con el apoyo del grupo demográfico que le otorgó la victoria – la población blanca de clase trabajadora. Las legislativas de noviembre se acercan, y a mediados de marzo se dirime un escaño de la Cámara de Representantes en el oeste de Pennsylvania con características similares a los de otras partes de Pennsylvania, Ohio, Michigan, Illinois, Wisconsin o dónde se produce carbón (Virginia occidental) que le permitieron batir a Hillary Clinton en 2016.

Trump necesita seguir demostrando al ‘establishment’ republicano que cuenta con el apoyo de la población que le otorgó la victoria

Trump sabía que el mundo empresarial, las cámaras de comercio, los sectores que importan acero, Wall Street y aliados y rivales de EEUU rechazarían los aranceles y pueden tomar represalias. La UE ya ha anunciado que aplicaría aranceles sobre la importación de motocicletas Harley-Davidson y tejanos por valor de $3500 millones.

La Comisión Europea advierte asimismo de que también puede imponer aranceles sobre acero y aluminio de EEEU. Los fabricantes de automóviles, de maquinaria agrícola y de construcción, de latas de bebidas y otros en territorio de EEUU tendrían que aceptar una reducción de sus márgenes o pasar los costes más elevados a los consumidores. La táctica de Trump cuando anuncia medidas polémicas sigue habitualmente el mismo patrón.

Inicialmente camufla su baza negociadora en forma de propuesta dura. En este caso, la aplicación de un arancel del 25% sobre las importaciones de acero y del 10% sobre las de aluminio. La reacción de los sectores y países afectados en los días siguientes permite a Trump discernir en qué medida debe suavizar la decisión para evitar una guerra comercial.

Es probable que la administración Trump introduzca excepciones al arancel para determinados países y tipos de acero

Los mayores exportadores de acero a EEUU en 2017 fueron Canadá (16,7%), Brasil (13.2%), Corea (9,7%), México (9,4%) y Rusia (8,1%). Durante el periodo de ambigüedad, sus asesores se despliegan en los medios para resaltar que la decisión es imprescindible para la seguridad nacional de EEUU, ya que supuestamente sólo hay una empresa de EEUU que fabrica una aleación de aluminio necesaria para aviones militares. Pero las importaciones de acero de China sólo son un 2,9% del total.

Asimismo, los aliados del presidente aseguran que las consecuencias para los consumidores y fabricantes serán casi imperceptibles. Pero EEUU exporta un 30% de la maquinaria que fabrica, y el acero importado es un componente fundamental.

En los próximos días es bastante probable que la administración Trump introduzca excepciones al arancel para determinados países y tipos de acero. Las medidas de Trump tienen como objetivo mantener el apoyo de su base en los estados desindustrializados y no desatar una guerra comercial. Pero sus frecuentes escaramuzas pueden agotar la paciencia de otras potencias. 

Ahora en portada