Alerta facha: Tsunami Democràtic
¿Aún hay alguien que se pregunte por qué se fueron las empresas y por qué la economía catalana creció por debajo de la media española en el primer semestre?
Tsunami Democràtic es el brazo ejecutor de la campaña puesta en marcha por la ANC y aplaudida por Quim Torra y la Cámara de Barcelona destinada a boicotear a las empresas que no cedan al chantaje independentista.
¿Qué es y en que consiste Tsunami Democràtic? Primero, la ANC creó una web donde las empresas controladas por separatistas pueden registrarse para que así los socios de esta organización muy gubernamental puedan comprar con toda paz, sin riesgo de que el envase esté fabricado por odiosos oscenses o el producto proceda de una contaminada huerta murciana.
Tras la presentación de la campaña ha llegado la ejecución analógica de la misma. Cero innovación, todo tradición, al igual que las SS y las SA en el Reich, los aguerridos miembros de la ANC, mutados a Tsunami Democràtic, se han lanzado a la calle amparados en el manto mezcla de silencio y temor que reina en las calles catalanas cuando se trata de responder al facherío indepe.
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Al igual que en la Alemania de los años 30, cuando los comercios regentados por judíos eran señalados con estrellas de David y se pintaba en el cristal la palabra judío a modo de insulto, ahora la ANC empapela oficinas bancarias, empresas de servicios, gasolineras y tiendas de ropa, todo ello propulsado por una web muy patriótica que está alojada en un servidor de un paraíso fiscal del Caribe. La culpa de estas empresas: no pagar el impuesto revolucionario.
Los separatistas animan a la población a boicotear las empresas que ellos consideran españolas y colaboradoras con la represión y ensucian las oficinas de Caixabank, una entidad con más de 1.500 sucursales en Cataluña y negocio con las administraciones catalanas por encima de los 4500 millones de euros. Quizás hoy los dirigentes de la Caixa hagan una reflexión sobre si las décadas de complacencia o el silencio con el nacionalismo ha sido la mejor política corporativa que se podía llevar desde las torres de la Diagonal, dado que el separatismo gobernante no ha tenido suficiente con expulsarles de Cataluña sino que ahora ataca sus oficinas a pie de calle.
«Quizás hoy los dirigentes de La Caixa hagan una reflexión sobre sus década de complacencia con el nacionalismo»
La campaña impulsada desde el paraíso fiscal caribeño y planificada desde magnificos chalets en la Cerdanya o la Costa Brava, muchos de ellos hipotecados por el banco que atacan y empapelan. Su ira también se dirige a la empresa que paga más impuestos en España: Inditex. La empresa de Amancio Ortega tiene sedes de cuatro de sus firmas más importantes en Tordera, donde da empleo a 2.400 personas y realiza encargos regulares a 1.050 empresas catalanas que facturan a Inditex alrededor de 1.800 millones de euros anuales, el 50% de sus compras en España.
Como no podía ser de otra manera, la campañita de Palazuie y sus colegas pardos no deja de lado a El Corte Inglés. Seguramente muchos de los que hoy ensucian las cristaleras de El Corte Inglés aprendieron a bailar sardanas en las clases que los grandes almacenes daban gratis en la Plaza Cataluña cuando ni existía TV3.
Todo aquel que no se doblega al fasseparatismo es señalado, ya sea Repsol presidida por el catalán Antoni Brufau o el BBVA que, a lo largo de décadas, le ha dado por salvar de la quema a casi todos los desastres financieros de Cataluña, desde la Banca Catalana en la arqueología de la corrupción pujolista, a Caixa Catalunya acabando por Unnim por no hablar del Banco Santander con más de 400 oficinas en Catalunya y generador de miles de empleos en Cataluña.
Estos días hay un artificioso debate en los medios de comunicación adeptos al régimen de la ratafía y de Waterloo sobre cual es la respuesta adecuada que se debe dar a la sentencia que el Tribunal Supremo dictará próximamente sobre el juicio a los políticos procesados por rebelión y sedición, como si fuera razonable que las sentencias tuvieran que tener algún tipo de reacción política o social más allá del acatamiento.
Mientras se vierten ríos de tinta sobre si habrá elecciones, una huelga «de país» o cualquier otra alteración del orden público en respuesta a una sentencia dictada por un tribunal independiente que ha celebrado un juicio emitido en directo por TV, a mí me asalta la inquietud de vivir en una sociedad silente en la que decenas de personas llenas de odio y vacías de conocimiento pueden ir de forma impune, a pleno día, por el centro de las ciudades atentando contra propiedades privadas por motivos ideológicos y que lo hagan no solo con la complicidad, sino con la colaboración activa y el aliento de los poderes públicos de la Comunidad Autónoma.
¿Aún hay alguien que se pregunte por qué se fueron las empresas y por qué la economía catalana creció por debajo de la media española durante el primer semestre de 2019?