Alemania no es una democracia

El 16 de diciembre pasado, desde su sede de Karlsruhe, el Tribunal Constitucional Federal alemán dictó una interlocutoria con la que rechazó admitir a trámite un recurso presentado por un ciudadano de Baviera, negando toda posibilidad a que dicho land pueda celebrar «un referéndum para la salida de la República Federal de Alemania». La resolución, tan breve como contundente, añadía que la soberanía reside en el conjunto del pueblo alemán, que dicha soberanía compete a todos los ciudadanos alemanes, y que no únicamente los dieciséis landers o estados federales componen la República Federal  de Alemania.

A nadie le sorprendió que, a modo de breve argumentación, el Alto Tribunal aludiese a la Ley Fundamental, la Grundgesetz, promulgada en 1949 como piedra jurídica basal de la Alemania democrática y libre tras la derrota final del nazismo. Lo hicieron para advertir que en dicha Carta Magna no hay posibilidad ninguna para «las aspiraciones secesionistas de lands individuales» porque «en la República Federal de Alemania, como Estado nación basado en el poder constituyente del pueblo alemán, los lands no son amos de la Constitución».

Más aún, los tres magistrados que examinaron el recurso recordaron que las aspiraciones secesionistas «violan el orden constitucional», por cuyo motivo ni tan solo lo admitieron a trámite y advirtieron que «esta interlocutoria es definitiva», esto es sin ninguna posibilidad de recurso.

Los medios de comunicación alemanes no dieron apenas relevancia a la interlocutoria del Tribunal Constitucional Federal. Estaba más que cantada. Menos atención le han prestado en Cataluña casi todos los medios de comunicación, especialmente públicos pero también privados, que desde hace años vienen defendiendo a capa y espada el denominado «proceso de transición nacional», es decir la causa del independentismo catalán, con un referéndum como elemento básico de dicho proceso.

La interlocutoria del Tribunal Constitucional Federal de Alemania daba respuesta inequívoca a un recurso presentado por un ciudadano, está claro que bávaro y miembro del independentista Partido de Baviera, fundado en 1949 y que en las últimas elecciones en su land obtuvo solo el 2,1% de los votos, quedando una vez más sin representación parlamentaria (aunque la tuvo en sus inicios, hasta 1966).

El potente aparato de propaganda del independentismo catalán no dio importancia a la decisión del Alto Tribunal germano. Tampoco prestó atención a la sentencia 118 del Tribunal Constitucional de Italia, dictada en abril de 2015. En aquella sentencia se rechazó también de modo tajante la posibilidad, planteado por el Gobierno del Véneto, de convocar un referéndum consultivo para que los ciudadanos de aquella región pudieran votar a favor de la independencia o a exigir más autonomía.

La doctrina del Tribunal Constitucional de Italia quedó clara, rechazando la posible convocatoria de ningún tipo de referéndum, ni tan siquiera de carácter consultivo, no solo sobre la independencia sino también sobre un mayor nivel de autonomía. Al respecto recordó en su sentencia que la vigente Constitución establece en su artículo 5 que Italia es «una e indivisible».

También en Francia soplan malos vientos para las aspiraciones nacionalistas. La reciente reforma territorial ha hecho que la República Francesa haya reducido el número de sus regiones, que han pasado de 22 a 13, con la consecuencia inevitable de mezclar en una misma región territorios con unas personalidades y unas historias muy diferenciadas.

Por si no bastara con esto, la influyente revista Politico ha dado a conocer una lista con «las 12 personas que harán (probablemente) que 2017 sea una ruina», y en dicha lista aparece Carles Puigdemont, el actual presidente de la Generalitat. Le acompañan, entre otros, Nicolas Sarkozy, Beppe Grillo, Geert Wilders, Mike Flynn, Wilbur Ross, Jaroslaw Kaczynski, Martin Selmayr…

Uno de los mantras más repetitivos e insistentes del independentismo catalán, propagada a todas horas por tierra, mar y aire, es que si en Cataluña no se puede realizar un referéndum secesionista es porque en España no hay democracia o, a lo sumo, es de muy baja calidad. Es lo que sucede también en Alemania y en Italia, en Francia y en el ancho mundo global.