Albiach mueve pieza
La líder de los comunes mueve ficha en el complejo tablero postelectoral con una propuesta que dejaría a JxCat en la oposición y bendecirían los empresarios
El 14-F resultó ser un nuevo desbarajuste para Cataluña. Entre la pandemia y el espectáculo político de los últimos diez años, la abstención fue la ganadora. Batió todos los récords anteriores y se cifró en el 56,60% de los electores.
Silencio en los manifiestamente independentistas, pues a decir verdad tan sólo levantaron el apoyo del 27% del censo electoral, con lo que la realidad fue capturada por el “relato” y convenientemente escondida por los medios de comunicación públicos y los hipersubvencionados. Hay condes y grandes de España que no serían nada sin aportación dineraria del erario público.
Sin embargo, entre que en el sistema electoral catalán predominan las hectáreas por encima del número de ciudadanos que albergan y además es de naturaleza parlamentaria, la correspondencia votos-escaños no se da.
Que se lo pregunten al president Maragall y ahora al presidenciable Illa. Hay una endemoniada segunda vuelta electoral escondida donde no siempre quién gana en votos gana también la presidencia de la Generalitat.
Hay una endemoniada segunda vuelta electoral escondida donde no siempre quién gana en votos gana también la presidencia de la Generalitat
Así las cosas, el tablero dejado por los votantes, mírese por donde se mire, es un recado envenenado para los partidos políticos que han obtenido representación en el Parlament. El ja us ho fareu – ya os lo haréis- es otro mensaje enviado por la ciudadanía. Es otro tipo de abstención: aquí tenéis las piezas y montad vosotros el puzle si podéis y sabéis.
Sólo faltaba que, en medio de tanta legación de partidos en formato explorador, vinieran los independentistas radicales, los incendiarios, al único objeto de crear pavor y terror.
Si Vic se une a las cuatro capitales de provincia catalanas, en la batasunización de las calles, es prueba inequívoca de dónde viene tanto preocupante alboroto. Apreteu, apreteu, les diría Torra con cándida simpleza. Por ahí andan los de Arran y los CDRs, como bien saben los Mossos d’Esquadra, más otros niñatos de familia bien que van con el gratis total y robando en joyerías.
La «suerte» de no tener ley electoral propia
Suerte tiene Cataluña de no tener ley electoral propia y, por consiguiente, la obligación de usar la LOREG. Es ahí donde los de JxCat, ERC y la CUP tienen el escollo legal para no caer en la tentación de seguir gobernando al margen de los resultados habidos en el 14-F con la excusa de estar hablando.
Los plazos para constituir el Parlament, elegir su Mesa, abrir el periodo de consultas, proponer presidenciable y convocar sesión de investidura están tasados en esa ley estatal. Así que esta semana puede ser decisiva para todo ello o alternativamente para nada de todo ello, que más capaces y mejor preparados son para esto último que para lo primero. Sobretodo viendo a Pere Aragonés acurrucándose en su múltiple pequeñez ante la excusa Hasél.
Porque quien ha movido pieza en el complejo tablero no ha sido el presidenciable de ERC, sino la líder de En Comú Podem, Jéssica Albiach, al proponer un gobierno formado por ERC y su formación política, con apoyo parlamentario del PSC. Lo ha hecho durante este último fin de semana y su propuesta cumple con varios requisitos:
- El suyo, de no querer saber nada de JxCat
- El de las principales patronales catalanas que, ante lo peor, pues lo menos peor, han dicho, temerosas de un acuerdo ERC-JxCat-CUP
- Facilitar a ERC que se envíe a JxCat a la oposición, pues en el gobierno ni haría ni dejaría hacer, como probado está
- Lo que ya saben los socialistas: mal asunto para el PSC que el PSOE esté en el gobierno de España
- Se cumple el requisito aritmético para investir a un presidente
Pero como Cataluña si no es pedregal es un barrizal, políticamente hablando, ya veremos si cuaja o si volvemos al tradicional “Don Ángel, sí, señor” de ERC respecto de los de Puigdemont y compañía, enredada en la dualidad identitaria y de izquierdas. Le puede el miedo a lo complejo.