Al califato por el terror

Los terroristas de EI (Estado Islámico) ya han declarado un califato, es decir, la ley islámica al cien por cien, en aquellas zonas que controlan en Irak y Libia. Una terrible agitación desmorona el sistema de alianzas en Oriente Medio. En realidad, EI pretende un regreso a las fronteras anteriores a la distribución de la zona al terminar la guerra mundial que comenzó hace cien años. Cien años que han durado lo que un parpadeo, después del vacío que generó la desaparición del imperio otomano.

Los referentes históricos acostumbran a servir, a lo sumo, para explicar lo que pasa pero no para preverlo. ¿Quién podía imaginar que Obama tendría que aproximarse a Irán para proteger a Irak? Teherán lleva décadas provocando al Gran Satán que son los Estados Unidos. Y ahora el jihadismo de ISIS supera incluso el potencial de Al Quaeda.

Ya hay nuevo califa, el jefe del clan terrorista de IE, al que se suman jihadistas reclutados en todas partes, como por ejemplo, España. Voces de lo que se considera el Islam moderado repudian la autoridad de ese nuevo califato. Un califato que se impone por la crucifixión o las ejecuciones en masa. Más campos de refugiados. En cualquier rincón se está entrenando un nuevo recluta jihadista para actuar como kamikaze en nombre del califato.

 
IE podría tratar de provocar lo que Obama intenta no hacer: un reforzamiento de la presencia del ejército de EEUU en Irak

La devastación económica de la región es inevitable y repercutirá de algún modo en la recuperación mundial, por factores como el precio del petróleo iraquí. Los editorialistas de Bloomberg subrayan una contradicción dramática: para los Estados Unidos, contener a IE en Irak consiste en ayudar al Gobierno a superar una revuelta sunnita, mientras que combatir el terrorismo de IE en Siria consiste hasta ahora en ayudar a la rebelión sunnita que intenta derrocar al régimen de Assad. En realidad, en el caso sirio la amenaza de IE es tan acuciante que ya no se sabe si va a ser un problema tan grande como Assad.

Es un atolladero trágico, con miles de muertes inocentes y la huida de gentes temerosas de la violencia sectaria y de la guerra religiosa. Tras las primaveras vienen las eras glaciales. Después de frágiles esperanzas de transición democrática, las redes sociales están en manos de los jihadistas.

Lo que se preguntan algunos analistas es si EI no ha firmado su decreto de autodestrucción proclamando ya el califato. Las fuerzas terroristas de EI proclaman que todo los jihadistas del mundo y, es más, todos los musulmanes, tienen que acatar los poderes del nuevo califa.

Es posible que IE trate de provocar lo que Obama intenta no hacer: un reforzamiento significativo de la presencia del ejército norteamericano en Irak. Con razón, se dice que si Bush jr., llevado de la mano de los neoconservadores, pretendió democratizar la región, Obama se conforma con aquietarla estableciendo alguna forma de equilibrio. En realidad, de cada vez hay más candidatos a la condición de Estado fallido.