¡Ahora a por Pimec!
Pimec caerá en manos del nacionalismo como lo han hecho la Cámara, la Universidad y tantas y tantas instituciones
La Nada en La Historia Interminable de Michael Ende avanzaba de forma imparable y ponía en riesgo la existencia en si misma.
En Cataluña, una mancha pringosa, densa e imparable devora todo lo que se encuentra a su paso. Es la Asamblea Nacional Catalana (ANC), un ente que ha tenido tres últimos grandes líderes con aire de Conducator: Carme Forcadell, Jordi Sànchez y Elisenda Paluzie.
A la ANC la temen especialmente sus congéneres independentistas por sus tejemanejes económicos y por su proceder implacable en el señalamiento y destierro del confortable paraíso indepe.
Hubo un tiempo en el que la ANC se afanaba en la aplicación del programa 2000 pujoliano, consistente en ocupar todos los resortes de la sociedad para ponerlos al servicio de la causa de la separación, y jugaba con el factor sorpresa.
Así ganaron las elecciones en la Cámara de Comercio de Barcelona, una organización que ahonda sus raíces en la edad media, que Ildefonso Falcones noveló y presidida durante años por Miquel Valls (DEP), un empresario que llegó al cargo con el sueño de ser presidente de la Cataluña independiente pero cuando vio cómo sería el tránsito de Reino de España a República catalana terminó sus días alineado con el constitucionalismo.
Hay instituciones como el FC Barcelona que la ANC no debe afanarse en ganar; parece tener un derecho natural a apropiárselas. La profanación de instituciones no conoce condición, ni respeta historia. La Universidad de Barcelona ha sido el último hotel adquirido por la ANC en este Monopoly independentista.
Al independentismo gobernante le fastidia que haya instituciones o personas que no tengan la costumbre de decir siempre “Si bwana” y facilidad para doblar la cerviz y la genuflexión. Si bien han conseguido un alto nivel de adhesión de los sindicatos, talonario de dinero publico en mano, no ha sucedido lo mismo con las patronales.
Foment siempre ha tenido la impertinencia de mostrarse independiente del poder político y Pimec, una organización en su día mimada, regada, avalada y señalada como favorita por Jordi Pujol, ha sufrido porque siempre se le ha pedido más adhesión, más genuflexión y más apoyo del que razonablemente podían conceder.
A medida que el procés avanzaba y el delirio se convertía en harakiri económico, Pimec ha ido quedando atrás, no porque sus miembros mayoritariamente nacionalistas renegaran de su fe y se convirtieran en fervorosos constitucionalistas, sino porque es difícil que una patronal avale golpes de Estado y declaraciones de independencia. Es una muletilla fácil eso de que “el dinero es cobarde y necesita estabilidad”.
Si la ANC consigue los avales, Pimec caerá como lo ha hecho la Cámara de Barcelona
Desde la Generalitat se ha estado promoviendo una reforma en la Ley de Cámaras de Comercio para dotarlas de poder de negociación colectivo y otros atributos propios de la patronal. La idea es tan simple como propia de regímenes en evolución de democracia a totalitarismo: si no puedo controlar una institución la vacío de poder y se lo doy a otra que si tenga bajo control.
Solo el fin de la legislatura, fruto de la incapacidad de las fuerzas independentistas de decidir quien substituía al inhabilitado Quim Torra, ha impedido que el advenimiento de la Cámara de Joan Canadell en patronal se formalizara.
En Pimec conocen bien qué es el nacionalismo. Su vicepresidente, Pere Barrios, líder de Pimec en el Vallès Oriental, es a la vez vicepresidente de la Cámara y uno de los promotores de Eines de Pais, el artefacto con la que la ANC asalta instituciones.
Hasta el momento actual Eines de Pais y la ANC han contado con la complicidad silente del poder para su asalto al mismo. La Cámara de Barcelona en su plenario tiene una serie de asientos reservados para las grandes empresas de Cataluña, muchas que tuvieron que irse empujadas por la asonada de la declaración de independencia de otoño del ’17.
Pero en cambio, frente a Canadell, en la Cámara de Barcelona, han mantenido silencio y no han querido evitar la profanación de dicha institución que con Canadell al frente ha perdido cualquier atisbo de independencia y de institución empresarial para convertirse en una sectorial de la ANC hasta el esperpento de que su presidente se convierte en candidato electoral sin dimitir del cargo y deja una vicepresidenta, Mónica Roca, en el cargo. ¡Que obsesión esta de los independentistas de que los vicepresidente ejerzan la función de presidentes!
Pimec vio venir la jugada de la ANC y para evitar el asalto a la presidencia, que frenaría las pretensiones de sucesión de Josep González por Antoni Cañete, adelantó las elecciones al 23F. Pero no ha sido suficiente: la ANC ha anunciado que concurre a las elecciones.
El único obstáculo entre la ANC y la presidencia de la patronal es que Barrios debe conseguir 100 avales en un plazo de tiempo breve. Si lo logra, Pimec caerá como lo han hecho la Cámara, la Universidad y tantas y tantas instituciones.
Del sindicato vertical, el partido único, la TV única, a la ANC, no hay diferencia. Unos en blanco y negro y los otros en amarillo. Si eso llega a suceder luego, en verano, llegarán las elecciones a Decano del Colegio de Abogados de Barcelona y más tarde irán a por Foment del Treball. ¡Qué más da la independencia si en realidad lo controlarán todo!