4 años de un fracaso

Sánchez saca pecho de gestión ante un país al que cada vez le va peor tanto económica como política y socialmente

El presidente Sánchez celebraba esta semana el cuarto aniversario de su acceso al gobierno con sus grupos parlamentarios. Y en un ejercicio de optimismo desmedido nos hablaba de sus supuestos logros y de su supuesta buena gestión. Casi nada de esto es cierto, su fracaso en materia social y económica es claro, su fracaso en transparencia y defensa de las instituciones es palpable y su fracaso en los acuerdos de país son clamorosos.

Y si no es capaz de reconocer sus errores, este año y medio que resta de legislatura será más de lo mismo. Y si repite en el Gobierno, todavía será peor, se sentirá apoyado por los ciudadanos en su forma de hacer política e intensificará aún más sus errores.

Confiemos en que esto no ocurra, pero lo que sí parece seguro es que la legislatura llegará hasta el final. No hay problema que se le cruce en el camino que no tenga solución, cuando no tiene límites; todo le vale para seguir en la Moncloa. No tiene líneas rojas, la única es aguantar, resistir según titula en su libro.

En materia social y económica. A pesar de sus mensajes en el aniversario: “un gobierno social”, “el Gobierno que hizo frente a la pandemia y que hará todo lo que podamos y más para proteger a nuestros ciudadanos y a la economía de los efectos de la guerra”, “una política económica de responsabilidad fiscal, justicia social y reformas estructurales progresistas, para avanzar hacia un crecimiento más sostenible y justo» e incluso llegó a decir que “el PSOE existe para defender a quienes lo necesitan, por cada decisión política, lo trasladamos a consecuencias positivas en la vida de la gente».

Entiendo que, entre los tuyos, se te pueda elevar tanto el ego que llegues a decir algunas cosas, pero cuando los datos son tan tozudos, es que tu desfachatez no tiene límites. Este es el caso del presidente de nuestro Gobierno. En materia económica somos el país que más déficit y deuda ha generado, en el que más cayó el PIB en la pandemia y el último país europeo en recuperar los niveles previos. ¡¡¡El último!!! ¿Cómo puede nadie sentirse orgulloso o lanzar semejantes mensajes?

En cuanto a las consecuencias de la invasión de Ucrania, deberíamos ser uno de los países menos afectados, por nuestra situación geográfica, nuestra escasa dependencia energética rusa. Pero no, estamos en la misma línea de inflación (incluso en la parte alta) del resto de países europeos. Y aunque el empleo se está comportando bien, en el resto de los países mejor, de hecho, ya somos el país con más paro de la Unión Europea, después de más de una década de “liderazgo” griego.

Pero es que en materia social tampoco podemos ponernos ninguna medalla, cada vez más colas del hambre, cada vez más personas vulnerables, hasta 11 millones en riesgo de exclusión, más de un 23% de la población española. ¿Cómo puede nadie sentirse orgulloso o lanzar semejantes mensajes?

En cuanto a la transparencia y la defensa de las instituciones. Decía el presidente, “un gobierno ejemplar”, “con sentido de Estado”. Más de 1.200 veces ha infringido el gobierno la ley de transparencia, el Consejo de Transparencia y Buen Gobierno así lo ha dictaminado. Cuando hablan de que han sido fieles a la moción de censura, les puedo decir porque yo estaba allí que no ha cumplido prácticamente nada de los que nos prometió. Ni tampoco lo que nos prometió en las campañas electorales sobre los pactos. Por eso la ciudadanía, habla de un presidente mentiroso. ¡No creo que sea para sentirse orgulloso!

Y en la defensa de las instituciones, tampoco debería colgarse medallas. El propio gobierno y los partidos que forman la coalición de gobierno lo han hecho también, han atacado y criticado y puesto en entredicho a algunas instituciones, el Tribunal de Cuentas, el Consejo General del Poder Judicial, a determinados tribunales de justicia, a la propia institución monárquica. Instituciones que consagra la Constitución Española, aquella que nos ha dado el periodo más próspero y libre de nuestra historia.

Y, por último, su fracaso en los acuerdos de país. A pesar de los mensajes de “ejercicio constante de diálogo, negociación y acuerdo”, «reconocemos la comunidad, las provincias, los ayuntamientos… hemos desarrollado la cogobernanza», la realidad es bien distinta. Las CCAA, incluso las socialistas han criticado multitud de actuaciones del gobierno, los ayuntamientos se han sentido desprotegidos durante la pandemia. Y en el proyecto más claro de país, como son los Fondos de Recuperación y Resiliencia, han actuado de forma partidista, sin contar con los partidos de la oposición, ni la sociedad civil. Los han convertido en un instrumento de actuación política.

Pero sí debo reconocerles que han cumplido con algo. Dijo el presidente que “han consolidado el primer gobierno de coalición». Y es cierto, aguantan a pesar de las discrepancias constantes. Creo que la necesidad de mantenerse en el poder de los dos partidos integrantes del gobierno les hace aguantar. Pero aun así debo reconocerles el mérito. Este es su único éxito, el resto una suma de fracasos por los que nadie que piense en el bienestar presente y futuro de nuestro país debería sentirse orgulloso.