2021, ensayo de balance con mucha luz al fondo

Si el 2020 fue el año del estallido de la pandemia, el 21 es el año de las vacunas, del rápido triunfo de la ciencia sobre un azote que en otros tiempos hubiera diezmado la población

Con toda modestia y asumiendo de antemano una parte alícuota de la miopía reinante en nuestros confusos tiempos, empezaremos por la situación general, no la de la biosfera, cuyos cambios son apenas perceptibles en tan corto periodo, sino de sus habitantes los homínidos (merecida denominación, sólo provisional en el supuesto de que transitemos hacia el estado superior de tornarnos verdaderamente humanos).

Si el 2020 fue el año del estallido de la pandemia, el 21 es el año de las vacunas, del rápido triunfo de la ciencia sobre un azote que en otros tiempos hubiera diezmado la población. No es preciso recular hasta la peste negra que en el siglo XIV segó unos 75 millones de vidas y un tercio de la población europea. Baste recordar que la gripe de 1918, mucho más mortífera que la Primera Gran Guerra, mató entre 50 y 100 millones en todo el planeta.

Tal vez el lado más positivo del año que fenece pase desapercibido. Se llama paz, una paz bastante más completa que la famosa pax romana. Ya llevamos algún tiempo en el que la contabilidad de las muertes violentas de seres humanos a cargo de congéneres está encabezada por los asesinatos, no por los campos de batalla cruentos, que se han visto reducidas a la mínima expresión.

Dado el historial, o más bien carrerón, del homo sapiens en estos menesteres tan autodestructivos, el dato no debería de pasar desapercibido. Si bien hemos dado algunos pasos atrás en cuanto a la preservación de unos mínimos derechos y libertades en diferentes partes del globo.

Tal vez el lado más positivo de 2021 pase desapercibido. Se llama paz, una paz bastante más completa que la famosa ‘pax’ romana

Mi colega y no por ello enemigo y ni siquiera rival Miquel Porta Perales recuerda en esta misma sección que hay que protegerse de los bárbaros. Bueno, pues ya estamos protegidos, como se evidencia después de la retirada de Afganistán. En cambio, quienes no están protegidos de los bárbaros son los que, sin que Occidente se inmute, se ven sometidos a sus desmanes en sus propios países. En este sentido, despedimos un mal año, y encima con escasísimas perspectivas de mejora.

Y no es que no abunden los conflictos, o incluso que no pocos se enconen y vayan a peor. Además de Oriente Próximo y Medio, las zonas calientes del globo pasan por el mar de la China y por las proximidades de Rusia, o sea a les puertas de la Unión, pero en todas partes las amenazas se combinan con la contención e incluso la colaboración en otras áreas. Business is business. Business domina, y manda no poner en riesgo los intercambios comerciales.

Vladimir Putin, presidente ruso. EFE/EPA/YURI KOCHETKOV

En definitiva, en este 2021 el mundo no ha entrado en fase eufórica, la previsible después de las epidemias, pero ha dejado atrás el pesimismo y la incertidumbre del 2020. El crecimiento y la recuperación no van al ritmo deseado pero son consistentes. La pandemia está controlada y con muchos menos muertos y sacrificios de lo que hubiera costado en cualquier otra época.

Estamos pues, a nivel global, a punto de salir del túnel. La luz al final no es un punto que se va acercando sino un enorme y orondo umbral que da salida casi inmediata a pleno sol. No se trata de buenos deseos personales sino de prosecución de las secuencias conocidas hasta la tan deseada y ya tan cercana inmunidad de grupo.

La luz al final no es un punto que se va acercando sino un enorme y orondo umbral que da salida casi inmediata a pleno sol

Los motores de la economía y promotores, además de garantes, del bienestar mundial, han reaccionado a los desmanes de la pandemia de forma proporcional al daño recibido. Destacan en el esfuerzo por dejar atrás la pesadilla los Estados Unidos de Biden y la Europa liderada por la hermandad pangermana o si el vocablo les espanta franco-germana.

Lo cual nos atañe muy de cerca, amables y benévolos lectores, e incluso puede que toque a más personal que a los premiados en la lotería. Aunque se desaprovechara en buena parte, algo que guarda proporción con los centros de decisión (a más Bruselas, mejor para nuestra economía), el maná es maná aunque sea hiperbórico, o sea no hiperbólico, y ya ha empezado a depositarse sobre el suelo hispano.

Así que, si se portan bien en las celebraciones de Nochevieja y los políticos no se pelan más de la cuenta en sus ansias por aguarnos las Fiestas además de la fiesta, puede que buena parte de las sombras del balance, las que cada cual puede establecer tanto por su cuenta como por su probablemente menguante cuenta corriente, empiecen a disiparse antes incluso de lo que se pronostica.

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