100% Renovable

Acaba de aparecer el libro L’ energia 100% renovable. Reflexions sobre la Transició Energètica a Catalunya i la seva governança de Josep Centelles, ingeniero industrial y máster en economía urbana y regional por la Londos School of Economics. En el prólogo redactado por Joan Majó, exmininistro de Industria, dice «la energía y la información nos dan vida material y vida espiritual. No es pues de extrañar que cada vez que hay un cambio radical en las posibilidades de acceder a más energía o bien a más información, se produzca un salto cualitativo en la historia de la especie».

«La domesticación del fuego, la aparición de la escritura, la invención de la imprenta, la utilización de los combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas), o la digitalización de todo tipo de información, son algunos de estos saltos.(…) A los habitantes de esta sociedad de principios del siglo XXI nos faltará energía y sobrará información. Tenemos que reaccionar ante los dos retos.»

El libro de Centelles explica que el objetivo de la energía totalmente renovable ha dejado de ser una utopía, porque tenemos a nuestro alcance los recursos suficientes y las tecnologías necesarias para hacer una transición hacia un nuevo modelo plenamente viable, tanto desde un punto de vista económico como financiero.

Nuestra vida cotidiana depende totalmente del acceso a la energía. Por un momento imaginémonos qué haríamos un día sin agua caliente, sin ascensor, sin transporte, sin electricidad, sin ordenadores ni gasolina. Vista esta elevadísima dependencia resulta paradójico que no nos preocupe seguir funcionando en base a un modelo energético que la propia Unión Europea califica de obsoleto.

El estudio intenta abrir la conciencia de la necesidad de cambiar de modelo energético, de superar la época de los combustibles fósiles sucios, dirty fossil fuels, como ya los denomina Obama, y hacer la transición hacia la era de los flujos de energía limpios. Un mundo basado en energías renovables, limpias de contaminación, más baratas y libres de sangre y guerras, es técnicamente posible y económicamente viable.

Algunos de los apartados del índice dan pistas sobre el contenido de la publicación: la era de los fósiles se tiene que acabar; la transición energética; los combustibles fósiles: resultan caros, contaminan y se acaban; Tasa de Retorno Energético (TRE); ¿aprovechar la escasez para hacer negocio?; ¿el oligopolio cambia de estrategia?; dependencia energética de Europa y de Cataluña; disfrazarse «de verde»; las nucleares, ¿un mal necesario?; los biocombustibles o el poder emocional de la etiqueta bio; el hidrógeno, el nuevo protagonista; la economía local reforzada; gobernanza de la Transición Energética; soberanía energética; como pagar la transición; un cambio cultural importante; pacto nacional para la transición energética, etc.

En uno de los capítulos, el autor se entretiene en concretar acciones para introducir de forma rápida la movilidad eléctrica en las grandes ciudades. Dice que un automóvil turismo medio necesita aproximadamente unos 15 Kwh para hacer 100 Km. Considerando un precio de 0,20 €/Kwh, un vehículo eléctrico necesitaría unos 3 euros por 100 Km, mientras que un vehículo a gasolina consumirá unos 6 litros, lo que resultaría en unos 8 euros por 100Km. 

Si estos 15 Kwh eléctricos son totalmente sucios, es decir procedentes de quemar combustibles fósiles, la contaminación en CO2 sería similar a la generada con un motor de gasolina. Ahora bien, dado que el mix energético actual de España en el 2014 tiene cerca de un 40 % de componentes renovables, se revela que la contaminación de un vehículo eléctrico resulta muy inferior.

Centelles propone que la Administración sea la primera en dar el ejemplo encargando la sustitución progresiva del parque móvil por vehículos eléctricos. Añado que los vehículos con licencia pública como los taxis tendrían que actualizarse. O los concesionarios de líneas de autobús. Y esta apuesta vincularla con la producción local de Seat y Nissan.

A modo de ejemplo, Centelles ilustra el potencial de actuación proponiendo un plan para la sustitución en 10 años de todas las motos y scooters urbanos de menos de 250 CC por motos eléctricas. Beneficiaría a una gran masa de gente que hace un desplazamiento urbano diario de residencia-trabajo-residencia de menos de 40 Km por día, y que por lo tanto ya pueden usar motocicletas eléctricas de fabricación catalana, que actualmente están disponibles en el mercado. Habría un notable crecimiento de la capacidad productiva de las empresas que las fabrican en nuestra casa, hasta lograr una producción anual de 20.000 o 30.000 motocicletas por año que tendrán una demanda garantizada.

Un plan de este tipo tiene que prever una legislación específica que regule varios aspectos. Uno de ellos podría ser en relación a los parkings y los enchufes de carga. Así mismo, sería interesante fomentar la carga durante las horas de insolación y por lo tanto fomentar el tener un enchufe/contador cerca del puesto de trabajo. Cargar una batería en horas ociosas y a un baja velocidad de carga (varias horas), tendría que resultar muy barato. Esto es técnicamente posible con contadores smart, con tarifas variables en función de la velocidad de carga, de la hora del día y de la estación del año.

En septiembre de 2015 circulaban por el mundo cerca de un millón de vehículos eléctricos, 300.000 en los EE.UU., y más de 110.000 en el Japón. Noruega, en el 2025, tendrá todos sus vehículos eléctricos. Ser de los primeros en hacer la transición da la ventaja del primer jugador. Porque si esperamos mucho podremos hacer la transición comprando scooters eléctricos y enchufes/contadores a empresas alemanas o chinas. En cambio, si lo sabemos hacer rápido y bien, seremos nosotros quienes vendamos estos equipos y servicios a los países que se despierten después.

Interesantes consideraciones para Cataluña, que mientras no se emancipe, depende de un Estado en manos del oligopolio de los kilowatio-tenientes