10 propósitos para el año nuevo
Tengo un amigo que cada año envía a varios amigos un archivo de texto con los 10 objetivos que se plantea para el año que comienza. También incluye las 10 cosas que agradece haber conseguido en el que finaliza.
No es tan extraño. Todos nos hacemos propósitos a principio de año (yo me he hecho muchas veces). La anécdota está en que al hacerlo de forma escrita, año tras año, se puede hacer un análisis retrospectivo y darse cuenta de cosas que la memoria selectiva nos haría pasar por alto.
La primera es que con la edad los anhelos cambian. Los primeros textos que recibí se comprometían a hacer cursos o aprender idiomas. Los últimos se enfocan a la estabilidad financiera o pasar más tiempo con las personas a quienes ama.
La segunda cosa que me llama la atención es que algunos deseos son tozudos y no se dejan atrapar. En el archivo del 1 de enero de 2013, había uno que debería estar hecho desde hace ocho años, pero tengo la sospecha de que aún no ha sido alcanzado, ya que en el documento de este año (1 de enero de 2014) no aparece en la lista de las 10 cosas por las que debe sentirse agradecido. Tampoco sale en la parte de los objetivos, quizás se ha dado por vencido…
Hay propósitos que no están escritos en ninguno de los 10 puntos del texto pero que se entienden entre líneas. Tiempo atrás, el deseo más querido era el de pasar página de su divorcio y encontrar una relación estable y completa. Pero la pista no se ve en los deseos sino en los agradecimientos. Durante muchos años, mi amigo ha agradecido encontrar (por fin) la paz de espíritu después de aquel trauma. La estabilidad emocional se resistía a llegar, pero agradecía haberla encontrado ese año… Espero que este sea el definitivo. Confío en que así será.
Otras aspiraciones están siempre de manera explícita: Las dos que están en todos los documentos son: leer dos libros y viajar a un nuevo país con los puntos de fidelización que tiene acumulados. Mi amigo es un tipo de George Clooney en Up in the air, con cerca de 1 millón de millas acumuladas debido a un trabajo en que pasa unas 200 noches al año fuera de casa.
En el resto, está la familia, el trabajo, el espíritu de mejora, etc…todas las cosas que todos solemos decir o pensar cada año. También están muy presentes algunas ambiciones como querer ser un mejor jefe para sus subordinados, un mejor hijo para los padres, sacar una mejor nota de evaluación interna como trabajador o saber estar a la altura de su futura pareja. Ya sólo el hecho de querer hacer cada vez mejor todo lo que haces, se convierte en un gran avance.
Finalmente, hay otro propósito que también aparece casi cada año pero que ha ido transformándose en el tiempo. Y es el de cuidar de uno mismo. Así, en los primeros textos aspiraba a visitar más a menudo el gimnasio. Ahora, en cambio, busca un relajamiento zen y una alimentación equilibrada.
Leyendo los sucesivos decálogos de mi amigo, pensé que tal vez sería bueno que todos hiciéramos uno similar y nos lo recordáramos a nosotros mismos de vez en cuando. Y ya puestos, los que nos mandan también deberían hacerlo y enviárselos a los ciudadanos. El de Rajoy quizás sería que a la economía no le pase nada (ahora que ya estamos saliendo de la crisis) y que en Catalunya nos peleamos todos con todos (ha estado a punto de pasar con la famosa pregunta de la consulta) y el soufflé de la independencia se desinfle tan pronto como sea posible. El de Mas: que Madrid le pague lo que le debe y poder celebrar la consulta para ganarla.
Quién sabe, quizás alguno de los dos mandatarios acabaría consiguiendo alguno de sus propósitos.
¡Feliz año a todos!