Una propuesta de lujo: Abadía Retuerta Le Domaine
Novartis ha invertido 30 millones de euros en la restauración de este espacio
¿Por qué una de las grandes multinacionales farmacéuticas, como Novartis, decide gastarse con discreción más de 30 millones de euros en la restauración de una antigua abadía del siglo XII, a unos 25 kilómetros de Valladolid, y hacer de los terrenos que la rodean, bordeando la D.O. Ribera del Duero, unos viñedos y la bodega correspondiente donde elaborar un vino tan orgulloso como los Abadía Retuerta?
¿Por prestigio? ¿Responsabilidad social? ¿Escaparate? Probablemente, un poco de todo. Y, quizás, si usted decide darse un homenaje y pasar unos días en este monasterio reconvertido en uno de los más lujosos establecimientos españoles, el único integrado en la prestigiosa guía Relais Chateaux, poco le importe la respuesta.
Lo más probable es que se conforme con disfrutar de algunos de los extraordinarios servicios que este hotel pone a su disposición. Desde un completo servicio de mayordomía incluido en la tarifa de la habitación hasta un gimnasio perfectamente equipado o una acogedora sala para hacer ejercicios de yoga. Todo en este renovado monasterio -excelente el trabajo del arquitecto italiano Marco Serra- quiere sugerir lujo, no en su acepción más barroca y superflua, sino como desideratum de comodidad y placer.
Por ejemplo, en el espacio que no se escatima y se brinda a los huéspedes en sus amplios pasillos; sus habitaciones equipadas con todo detalle y donde no falta en cada una de ellas una litografía auténtica de Miró o el albornoz de algodón egipcio; sus jardines, como el de ese claustro en el que puede resultar un gozo indescriptible tomarse en verano una copa de vino al caer la tarde … “El lujo es espacio”, afirma su director Andrés Araya. Y algunas cosas más, pero sí.
Lujo en la cocina, en la oferta gastronómica que apadrina Andoni Luis Aduriz, chef-propietario del 2 estrellas Michelin Mugaritz, y que dirige su discípulo Pablo Montero. Atención a Andoni, un cocinero inteligente y creativo que aún está lejos de haber tocado techo. Una cocina que se acompaña con los caldos de Abadía Retuerta, un catálogo aún corto, pero que ya presenta éxitos indiscutibles como el Pago Negralada o el blanco Le Domaine 2012, un Sauvignon Blanc que es el único de la zona y que es posible al haber quedado la localidad vallisoletana de Sardón, sede del hotel y los viñedos, fuera aunque tocando la D.O. Ribera del Duero.
Está al frente de la bodega una persona aún joven pero experimentada ya en mil batallas en Jerez y desde hace unos años trasplantada laboralmente a estas tierras: Enrique Valero, un hombre que sigue a la baronesa Rotschild cuando le preguntaban cómo hacer un buen vino: “No es complicado -respondía-. Lo difícil son sólo los primeros 200 años”.
Afortunadamente, y por razones que nunca sabremos del todo, parece que Novartis está dispuesto a concedérselos, aunque para ello él y Araya deban pasar varias pruebas como las de que el hotel y las bodegas alcancen el break even en 2016, para lo que confían en la ampliación que están llevando a a cabo y que aumentará el número de habitaciones de las 21 actuales a algo más de 40 y dotará a este Relais Chateaux de un spa a la altura que se están marcando.