Sanidad aprueba ‘Jardiance’ (Boehringer Ingelheim y Lilly) para pacientes con enfermedad renal crónica
Ha demostrado reducir el riesgo de progresión de la enfermedad renal o muerte cardiovascular, así como el riesgo de hospitalizar por cualquier causa
La Alianza Boehringer Ingelheim y Lilly ha anunciado este miércoles que el Ministerio de Sanidad ha aprobado la financiación de ‘Jardiance’ (empagliflozina) para el tratamiento de adultos con enfermedad renal crónica (ERC), que ha demostrado reducir el riesgo de progresión de la enfermedad renal o muerte cardiovascular, así como el riesgo de hospitalizar por cualquier causa.
Tal y como se ha explicado en rueda de prensa, se trata de un fármaco que ya se utilizaba en España para el abordaje de pacientes con diabetes tipo 2 y con insuficiencia cardiaca. Estará disponible para su nuevo uso en ERC desde este viernes.
Las hospitalizaciones representan un tercio a la mitad de los costes totales de asistencia médica para las personas con ERC. En total, afecta a 1 de cada 7 personas en España, lo que supone un 15 por ciento de la población.
Dado que las fases iniciales de la enfermedad transcurren si síntomas, muchas personas pueden no ser conscientes de que la padecen. De hecho, se estima que 2 de cada 3 pacientes están sin diagnosticar.
Además, la ERC duplica el riesgo de hospitalización y es una de las principales causas de muerte en todo el mundo. En España, atender las fases más avanzadas de la enfermedad renal crónica supone casi el 3 por ciento del gasto sanitario del Sistema Nacional de Salud (SNS) y el 4 por ciento de la atención especializada hospitalaria.
El impacto de la enfermedad renal crónica
Las personas con enfermedad renal crónica experimentan una reducción de la calidad de vida en fases avanzadas de la enfermedad, a menudo debido a la gran carga de síntomas y tratamientos. Asimismo, la depresión afecta hasta un tercio de la población renal diagnosticada en general y se
diagnostica con mayor frecuencia en las personas con enfermedad renal avanzada.
“El diagnóstico precoz de la enfermedad renal crónica es una intervención adecuada y coste eficaz para el SNS. Aunque nos referimos a una enfermedad silente, conocemos los factores de riesgo que aumentan la probabilidad de su desarrollo. Este enfoque precoz puede reducir el riesgo
de deterioro de la función renal fracoso renal y hospitalizaciones”, ha señalado el doctor José Luis Górriz, jefe de Servicio de Nefrología del Hospital Clínico Universitario de Valencia.
Por su parte, la doctora Flora López Simarro, especializada en Medicina de Familia, ha señalado que lo que «preocupa» es que las personas con ERC tienen un riesgo elevado de sufrir eventos cardiovasculares (90%), y un 10 por ciento de acabar haciendo enfermedad renal terminal, esto es,
precisando de diálisis o un trasplante de riñón.
“La ERC reúne las características que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) para hacer ‘screenings’ en patologías crónicas”, ha señalado la experta, para ensalzar el rol “fundamental” de la Atención Primaria (AP) en el diagnóstico precoz.
Así las cosas, la especialista ha explicado que, para diagnosticar la ERC, se deben tener en cuenta dos pruebas accesibles desde atención primaria: un análisis de sangre, que comprueba la eficacia con la que los riñones filtran la sangre, y un análisis de orina, que mide la presencia tanto de albúmina como de creatinina en la orina.
López Simarro ha lamentado que «hay desconocimiento» de la sociedad y «falta de sensibilidad» ante esta patología. Por ello, ha instado a centrarse en los grupos de mayor riesgo con mayor prevalencia para hacer cribados. El primero de ellos sería el de las personas con diabetes, ya que un 40 por ciento de ellos tiene ERC.
El segundo grupo sería el de los pacientes mayores de 65 años, ya que «la función renal va perdiéndose a medida que se cumplen años, y el 33 por ciento de los pacientes mayores de 65 tienen enfermedad renal crónica». En tercer lugar, ha pedido hacer controles a los hipertensos, ya que el 22 por ciento de ellos presenta ERC. Por último, también ha pedido cribados para los enfermos con enfermedad cardiovascular. «Hay una relación estrecha entre corazón y riñón. Cuando uno de ellos enferma, a continuación lo hace el otro», ha señalado.
Asimismo, la doctora ha detallado que el 60 por ciento de los pacientes con ERC están en estadios moderados, por lo que no están tan cerca de sufrir eventos. Estos son los que pacientes que están en AP. «En ellos, por suerte, hay un margen amplio para hacer cosas», ha celebrado. A su juicio, este fármaco es «importante» para AP, ya que puede ayudar mucho para el abordaje precoz en este grupo de pacientes.
Tiempo sin avances
Por su parte, el doctor Górriz ha destacado que se está «haciendo historia» porque habían pasado «muchos años» desde los últimos avances farmacológicos registrados en ERC. De hecho, el paciente con ERC siempre se ha asociado con la diálisis.
El éxito de este nuevo tratamiento reside en que el paciente no progresa a insuficiencia renal. Ahora, con estos fármacos se está «revirtiendo» la enfermedad. «Los nefrólogos estamos dando de alta a los pacientes para que sean controlados en AP», ha celebrado. «Nos está cambiando la vida y el pronóstico de nuestros pacientes», ha remachado.
Más allá de las fases precoces, el fármaco también tiene beneficio en ERC avanzada. «Tiene un impacto importantísimo en todas las fases de la enfermedad, sobre todo en las fases iniciales, en las que realmente se puede prevenir. Lo que es triste es que la ERC se diagnostique en urgencias», ha finalizado.