Los parados catalanes tienen menos posibilidades

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De los datos sobre el paro publicados ayer hay algunas cuestiones que creo que no han sido suficientemente tenidas en cuenta y que creo que merecerían alguna reflexión más profunda que las que suelen darse alrededor de los informes mensuales del INEM.

La primera es acerca de la violencia con que la crisis ha golpeado al empleo en España. En apenas un año, de agosto a agosto, el paro registrado ha aumentado en 1.099.079 personas, ¡un 43,4%! No existe parangón en el mundo, en una economía desarrollada, de una contracción tan brutal, o al menos yo no la conozco.

Tener 3.629.080 personas paradas (4.108.380 si les sumamos los epígrafes “otros no ocupados (TEASS) y “otros con disponibilidad limitada o demandantes de empleos especiales”, y algunos más si añadiéramos los prejubilados, pero no quiero iniciar una nueva discusión sobre estas cifras con mi amigo Marc Vidal), lo que es un ya un drama de importantes dimensiones, pero la velocidad con que el empleo se destruye en este país nos dice que hay algo más, que hay algo maligno en nuestro sistema productivo que nos lastra y de qué manera.

Por cierto, la OCDE acaba de publicar un trabajo con información de 19 países. En ese estudio, España sale también retratada como uno de los países donde hay más jóvenes, entre los 16 y los 24 años, que ni estudian ni trabajan. Sólo lo tienen peor Italia, Eslovaquia y el Reino Unido.

De esos más de 3,6 millones de parados, algo más de 524.000 lo son en Catalunya. De los 84.985 parados más que ha habido en el último mes, casi 18.000 se los ha apuntado en exclusiva la provincia de Barcelona.

Pero siendo de nuevo graves estas cifras, más preocupantes me parecen unas estadísticas publicadas en el mismo informe sobre el grado de ocupabilidad de esos parados. Catalunya tiene el porcentaje más alto de parados con un nivel de ocupabilidad baja o muy baja, un 50,34%, casi a la par que Murcia (50%), seguidas por Ceuta (49%), Extremadura (47%), Andalucía (45%), La Rioja (43%)… Madrid tiene apenas el 22% de sus parados con esos problemas de empleabilidad.

Es cierto que la empleabilidad es un criterio subjetivo -se determina en base al nuevo empleo que los parados dicen que están dispuestos a aceptar-, pero no deja de ser indicativo de las dificultades que puede haber para reincorporar esos cientos de miles de personas al mercado laboral. En Catalunya ese problema es más grave. No sé si tiene la misma importancia en el día a día de nuestros esencialistas debates.

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