Las tres heridas

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Conducir un programa diario de información y debate económicos, como hago cada día a las 9 de la noche en La plaza, en Onda Cero Catalunya, tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Los últimos me los callo, que tampoco es cuestión de airearlo todo. En cuanto a las ventajas, está la de ir acumulando múltiples opiniones, experiencias, propuestas… que, gracias a mi capacidad de esponja, acabo asumiendo, ordenando y sintetizando en mi particular disco duro.

¿Cuáles son los problemas reales, de fondo, los fundamentales, de la economía española? En base a lo que les he explicado en el párrafo anterior, yo diría que tres y ahí van:

– El paro. El 20% de paro, una cifra sin parangón en cualquier otra economía de nuestro entorno. Un millón doscientos veintidós mil hogares en los que no entra ningún sueldo a final de mes. Un 40% de desempleo entre los jóvenes de 16 a 24 años, la generación perdida que recuerda hoy Ramon Aymerich en La Vanguardia. El paro como una terrible lacra social, el paro que lastra el consumo –uno de los bastiones de la economía española, junto a la construcción y el turismo-, que atemoriza a los ciudadanos y que como pez que se muerde la cola genera más déficit y más paro por la incapacidad de las empresas para vender sus productos.

– El endeudamiento. No sólo el del Estado, sino el del conjunto de las administraciones públicas, más el de las empresas y el de las familias, que llegó a ser superado sólo por el de los Estados Unidos. Una deuda que genera unos costes financieros insoportables. La deuda fruto de un sistema de vida que no tiene futuro.

– Y la falta de liderazgo político. Generalizado, afectando al conjunto de siglas. Enfermedad larvada en muchos años de complicidades y clientelismo político, que se refleja hoy como nunca en la valoración que los ciudadanos hacen de sus dirigentes y que se muestra inexorable en las altas cifras de abstención que arrojan cada vez más resultados electorales. La falta de liderazgo que mina la moral, acrecienta el déficit de confianza y corroe el sistema para hablar de toros, que después del verano hay elecciones.

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