La drástica reconversión de Pioneer

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La compañía japonesa Pioneer ha sometido a su filial española a una radical transformación. El giro ha sido tan enérgico, que Pioneer Electronics Ibérica ya tiene poco que ver con la compañía de televisores de plasma y productos de electrónica de acreditado prestigio, que llegó a ocupar un puesto relevante en el mercado español.

El origen de los problemas se encuentra en Japón. La multinacional, tras sufrir unas pérdidas colosales, anunció en 2010 que abandonaba el negocio de las pantallas y pasaba a centrarse en electrónica para el automóvil, aparatos de sonido y equipos profesionales para pinchadiscos.

En 2011, la filial española vendió su planta de Barberà del Vallès a un grupo inversor, se llevó la logística al extranjero y trasladó su sede a unas oficinas situadas en Sant Cugat del Vallès. En consecuencia, Pioneer Ibérica dejó de producir en Cataluña y pasó a ser una sociedad comercial.

La mutación se coronó en 2013 con la absorción de Pioneer Electronics Ibérica por parte de una firma del grupo domiciliada en Holanda. Las ventas de la firma, que en sus mejores tiempos rebasaron los 100 millones de euros anuales, se limitan ahora a 30 millones.

Los orígenes de Pioneer en España se encuentran en la firma barcelonesa Vieta Audio Electrónica. Ésta era en los años ochenta del siglo pasado la única empresa española superviviente en el campo de la alta fidelidad. Desde 1982 representaba a Pioneer. En 1985, tras 32 años de existencia, la familia Vieta cedió el 80% del capital a Pioneer y un año después nacía Pioneer Electronics Ibérica. Luego los japoneses levantaron la fábrica de Barberà.

 

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