Irremediable balance
Decía Oscar Wilde que podía resistir cualquier cosa menos la tentación. Yo también. Bueno, en realidad, el abanico de ofertas a las que en mi caso no sabría decir que no es bastante más amplio, pero estoy seguro de que una en la que probablemente coincidiríamos sería en la de hacer el ritual balance de fin de año al llegar estas fechas.
En este caso, además, esta última colaboración del año es la del mítico 31 de diciembre, así que no me demoro más y aquí tienen ustedes mi particular repaso de lo que hemos vivido en el año que hoy oficialmente damos por clausurado.
2009 ha sido el año de la crisis, claro, pero remitiéndonos a nuestro ámbito más cercano diríamos que ha sido el año Millet. El año en que supimos peligrosamente hasta que punto la debilidad de nuestras administraciones podía dar lugar a que uno de los prohombres de esta patria tan pequeña, ultrasubvencionado por activa y por pasiva, era capaz de saquear uno de los emblemas del país, ante la sorpresa de gobernantes, patrocinadores públicos y privados y la autodenominada “sociedad civil”. Se dice que el botín podría ascender a unos 25 millones de euros, 4.160 millones de pesetas, arramblados poco a poco, pacientemente, todo en nombre de no se sabe bien qué.
Por supuesto que ha habido otras noticias, pero probablemente la de las correrías de Millet, Montull y otros, ha sido una de las que más ha contribuido a generar un creciente escepticismo entre los ciudadanos acerca de sus administradores, de la clase política, en general.
2009 también pasará a la historia como un año de importantes movimientos corporativos: ahí están, por citar un caso, las fusiones a regañadientes de las cajas de ahorro catalanas, que pese a todos los pesares han dado ejemplo, grosso modo, de cómo se asumen responsabilidades. Pero quizás tengan una mayor relevancia en el terreno empresarial otros hechos: la fusión entre las constructoras de los Miarnau (Comsa) y la de los Sumarroca (Emte); la absorción de Unión Fenosa por Gas Natural, o el intercambio por el que la Caixa se quedaba con la totalidad de Adeslas mientras la francesa Suez se hacía con la mayoría absoluta de Agbar. Operaciones que han contribuido a una cierta transformación del panorama empresarial catalán.
Putas al margen, podríamos decir que 2009 va a ser también el de la caída del caballo del alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, que ante las conclusiones tan amenazantes que las encuestas reflejan para él y su partido al frente del todopoderosos ayuntamiento barcelonés han decidido imprimir un giro radical a su gestión, lo que podría confirmar que nunca es tarde si la dicha es buena. Con todo, me quedo con una cosa de este 2009, y ya aviso que no tengo ni un pelo de culé: el ejemplo de trabajo, sensatez, humildad y sabiduría dado por Guardiola y su equipo que les han conducido a la gloria.
Feliz 2010 amigos.