Gay de Liébana: »El sector público está dirigido por incompetentes»
''Hay gente desengañada, como yo'', asegura el mediático economista y profesor, en una nueva charla de la serie web 'Conversaciones en torno a una copa de vino'
La crisis sacudió España y llenó los platós de televisión de economistas, encantados de explicar a la audiencia lo que le estaba ocurriendo al país. Uno de los rostros más conocidos de este fenómeno fue y es José María Gay de Liébana, protagonista esta semana de Conversaciones en torno a una copa de vino, la serie web producida por Economía Digital con el patrocinio de Bodegas Torres.
«La gente a lo largo de estos años se ha ido cultivando mucho más en el tema económico», reconoce este divulgador con una larga experiencia como docente. Quizás por ello su discurso y su palabra fácil engancharon a un público que vivía en sus propias carnes los efectos de la recesión económica.
La clase política
«Hay gente desengañada», comenta sobre la situación política en España. «Como yo, que no voto», reconoce. Cuestión que vincula a una clase política contra la que carga sin medias tintas. «En el sector público tenemos una serie de personajes manirrotos, incompetentes; y que además gestionan francamente muy mal las finanzas», dispara.
Aprovechando el vino que hay sobre la mesa, Gay de Liébana analiza la situación de un «sector totalmente marginado», como es el agroalimentario. «No hemos sabido explotarlo adecuadamente, a pesar de que no tiene rival», señala. Y eso atañe también al mundo vitivinícola.
El fútbol como reflejo
Gran aficionado al fútbol, este economista traza un paralelismo entre la gestión de los clubes profesionales y las finanzas públicas: «el fútbol es el vivo reflejo de la economía de un país». Para a continuación recordar los desmanes que durante años se cometieron en varios de los grandes equipos de nuestro país, algunos de los cuales acabaron en Segunda División.
Volviendo a la política Gay de Liébana carga sin reparos contra los numerosos casos de corrupción de los últimos años. Y recuerda: «en la política necesitamos gente absolutamente limpia». Para ello llama a una regeneración de las clases dirigentes y una especie de vuelta al «espíritu de la Transición», combinando veteranos intachables con jóvenes valores fuera de las estructuras de partido.
Todo ello sin dejar de lado los números y las líneas maestras sobre el tipo de país hacia el que nos dirigimos. «Tenemos que hacer un examen de conciencia de cuál tiene que ser el perfil de nuestra economía», concluye.