En defensa del arte figurativo

Jose Manuel Infiesta reúne en el MEAM una amplia selección de escultura catalana

“El Desconsol” de Llimona; “la Deessa” de Clarà; “la Ben Plantada” de Rebull; el “Newton” de Salvador Dalí; “la Eclosión” de Blay; “el Beso de madre” de Arnau; los retratos en mármol Borrell Nicolau, o “la Venus del espejo” de Hugué.

Son algunas de las 300 esculturas que podrán admirarse en la exposición “Un segle d´escultura catalana” que ha organizado el MEAM (Museu Europeu d´Art Modern) al cumplir su segundo año de vida. La muestra, que podrá visitarse desde el 11 de abril al 23 de junio, acogerá obras de los 80 autores más destacados de la historia de la escultura catalana junto a la de otros menos conocidos reunidos por el director del museo, José Manuel Infiesta. Afirma que “será la más amplia y ambiciosa selección de obras escultóricas figurativas hechas en Catalunya desde la segunda mitad del siglo XIX hasta ahora.”

Arquitecto de profesión, además de escritor, editor, viajero, coleccionista de arte y fundador del Museo MEAM de Barcelona. Infiesta (Barcelona, 1949) es, ante todo, un perseverante defensor de la labor de los artistas figurativos contemporáneos frente a lo que él denomina la dictadura de la abstracción.

“La abstracción y todos los ismos que nacieron a lo largo del siglo pasado como un proceso de ruptura con el arte han acabado asentándose en las butacas de las academias contemporáneas e imponiendo sus cánones estéticos en todas las instituciones oficiales,” denuncia. Navega a contracorriente desde siempre. “La pasión de mi vida ha sido el arte y la cultura – dice- empecé muy joven a adquirir piezas, guiado por mi gusto personal, llegando a reunir una extensa colección de arte figurativo contemporáneo.”

En el año 2005 constituyó la Fundació de les Arts i els Artistes en defensa del arte figurativo y la promoción de los artistas que lo practican, “contrarrestando así, desde el esfuerzo privado, la exclusiva protección que los poderes públicos museos e instituciones oficiales realizan con el llamado arte abstracto”, dice Infiesta.

La Fundación convoca anualmente un concurso de pintura y escultura figurativa que ya celebra su séptima edición y que está dotado con 36.000 euros en la modalidad de pintura y 44.000 euros en escultura. Además cuenta con un fondo de 120.000 euros para la adquisición de obra.

En el año 2006, su Fundación adquirió el Palau Gomis, en la calle Barra de Ferro, 5, frente al Museo Picasso. Un soberbio palacete que, tras una profunda reforma, se convertirá en la sede del MEAM. La crisis inmobiliaria hizo mella en su trabajo como arquitecto, obligándole a subastar su colección de figuras Art Deco e hipotecar, para después abandonar, su propia casa.

Pero Infiesta no se rinde y consigue mantener sus proyectos en marcha. El siguiente llegará en septiembre de este mismo año con la creación de la “Barcelona Academy of Arts”, una escuela de dibujo basada en los cánones del s.XVIII.
Todo este esfuerzo ¿a cambio de qué? “A cambio de nada – dice Infiesta – lo hago por placer puro y duro, es la forma de sentirme vivo. El que la gente disfrute y participe de mis colecciones me hace feliz.”

Jamás ha recibido ningún tipo de ayuda, subvención o reconocimiento por parte de la administración. Ni tan siquiera la visita de cualquier representante político. “Es el precio de ser independiente. A cambio he encontrado mucho apoyo, tanto de los artistas, que sienten la fundación como suya, como del público, que está harto de la manipulación”. Y añade: “no creo que la cultura deba ser subvencionada, tiene que tener su público y ser autosuficiente. Nosotros, sin gastos inútiles, logramos equilibrar el presupuesto con las entradas.”

Con una afluencia de 200 visitantes diarios, el MEAM fue el tercer museo más visitado de Catalunya durante la pasada noche de puertas abiertas. Además organiza un intenso programa de actividades: ciclos de conciertos, talleres infantiles, entrevistas en vivo y presentaciones de libros. Actualmente este emprendedor, enamorado del arte, vive completamente entregado a sus sueños. “Pelear por algo en lo que crees te hace sentir importante, libre y feliz”, dice.

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